Por muchas razones, “El Padrino” es un milagro cinematográfico que estuvo en muchos momentos a punto de no convertirse en realidad. No solo porque Francis Ford Coppola fue amenazado en varias ocasiones con su despido durante el rodaje, sino porque la mayoría de actores estuvieron a un pelo de quedarse fuera de la producción de la película o, al menos, interpretando a otros personajes diferentes de los que finalmente encarnaron.

Y es que Coppola tuvo que bregar con Paramount en más de un aspecto, comenzando por el tono de la película. El estudio estaba convencido de que, al estilo del cine de gángster que proliferaba en los inicios de la década, la adaptación de la novela de Mario Puzo debía ser más violenta, agresiva y sugerente del enfoque estilizado que quería Coppola. Tal fue el caso que contactaron con otros directores como Arthur Penn o Elia Kazan para sustituirle. Nadie aceptó, y Paramount optó por una nueva estrategia: colocar a otros directores en el set para intimidar al director italoamericano. Fue la escena del asesinato de Solozzo lo que finalmente les convenció.

También tuvo que pelear Coppola porque Paramount aceptara que fuera Marlon Brando que encarnara al ya icónico Vito Corleone, por contra de los deseos del estudio de fichar a Lawrence Olivier, que el mismo año que se estrenó “El Padrino” protagonizaría “La Huella”. Lo irónico es que la posición de Paramount con Brando era similar a la del productor en la propia película con el sobrino de Vito, Johnny Fontane. Finalmente el estudio aceptó a cambio de una prueba de cámara que Brando aceptó engañado.

El baile de actores llegó hasta James Caan, que interpretó a Sonny Corleone, el hermano mayor temperamental y tiroteado en un control de carretera. Caan iba a encarnar en un primer momento a Michael Corleone, papel que finalmente recayó en Al Pacino, quien le daría vida durante toda la trilogía. Pero es que Caan también estuvo a punto de no interpretar a Sonny. Archiconocida es la prueba de pantalla de Robert De Niro como el hermano mayor de la familia, que le valió para ser una versión joven de Vito en la segunda parte.

Y no hay que olvidar el papel fundamental en el reparto de los animales: empezando por la cabeza de caballo real en la cama de Waltz como por el gato en el regazo de Vito Corleone, que en ningún momento estaba pensado para la escena. Fue Coppola quien le entregó el felino a Brando para que improvisara con él las frases y el animal, que le cogió cariño al actor, permaneció encima de él toda la escena.