Las referencias macroeconómicas han sido hoy pocas, pero interesantes. En abril, la producción industrial se ha reducido en España un 4 por ciento en tasa interanual, que es su mayor caída desde enero de 2021. Los inversores han puesto mala cara. Tampoco han gustado las ventas al por menor en la zona euro, que se han congelado en el mes pasado. Ni han crecido ni se han expandido. En tasa anual, el comercio minorista europeo se ha contraído un 2,6 por ciento, que es un dato algo mejor de lo que se esperaba. En Alemania, los pedidos a fábricas han caído de un 0,4 por ciento en abril, cuando se esperaba un aumento superior al 3,8 por ciento. La producción industrial se ha reducido en aquel país en abril a un ritmo interanual del 9,9 por ciento. Alemania sigue ofreciendo síntomas de debilidad económica.

En el otro platillo de la balanza, el Banco Mundial ha mejorado sus previsiones de crecimiento para la economía global en este año, desde el 1,7 hasta el 2,1 por ciento. Para el año 2024 espera un crecimiento mundial del 2,4 por ciento (2,7 en sus anteriores proyecciones) y para 2025 pronostica una expansión del PIB global del 3 por ciento. Espera que China crezca este a 8 décimas y China, un 5,2. En ambos casos ha reducido su proyección.

Con estas referencias, la Bolsa ha operado hoy al ralentí y con pequeños altibajos a la espera de las decisiones sobre el precio del dinero que tomen la semana próxima tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal de Estados Unidos. El índice Ibex 35 ha cerrado en 9.310 puntos, con una moderada ganancia del 0,23 por ciento. Telefónica -que pagará dividendo la semana que viene- e Inditex -que presentará resultados mañana- han actuado hoy como lastres para el conjunto del mercado. Entre dos aguas ha cerrado BBVA. La agencia de calificación de riesgos S&P consideran que BBVA puede perder un 25 por ciento de sus ingresos en Turquía este año por el desplome de la lira turca.

Los ahorradores han estado muy pendientes del Tesoro español, que ha colocado esta mañana letras con vencimiento a seis y doce meses. Estos títulos se han convertido últimamente en el destino favorito para los pequeños ahorradores como alternativa a la escasa rentabilidad de los depósitos bancarios. La tesorería pública ha captado 4.960 millones de euros, frente a una demanda que ha rozado los 10.000 millones. La rentabilidad de estos títulos ha alcanzado su nivel más alto en diez años.

Tras la subasta de hoy el papel a seis meses ofrece una rentabilidad del 3,39 por ciento y un 3,48 rinden las letras a un año. El rendimiento de estos títulos contrarresta ya por completo el mordisco de la inflación, que actualmente se encuentra en España en el 3,2 por ciento. La siguiente colocación de letras tendrá lugar el día 13, el martes que viene. El Tesoro venderá títulos a 3 y 9 meses. También en estos plazos puede obtenerse un rendimiento superior al 3 por ciento. La semana pasada, el Tesoro captó 6.530 millones de euros en la subasta de deuda a medio y largo plazo. Recibió una robusta demanda, superior a los 12.000 millones. Lo más destacado es que la rentabilidad de los bonos con vencimiento a tres años ha superado el 3 por ciento. Se ha situado en el 3,049 por ciento, frente al 2,941 de la subasta anterior.