El aumento de la inflación ha elevado el precio de la gasolina y el diésel. Ambos llegaron a superar la barrera de los dos euros a principios de junio. A finales de ese mes, los hidrocarburos comenzaron a descender, aunque no de una forma constante ni tampoco proporcional. La gasolina está ahora casi veinte céntimos más barata que el diésel cuando normalmente solía ser al contrario.

Las razones que explican esta diferencia son varias. Todos pensaremos en la guerra de Ucrania como una de ellas, pero no es la única. Hay muchos más motivos que han mantenido elevada la cifra del coste del gasóleo frente a la gasolina. Y las perspectivas no son halagüeñas de cara a la estabilización de precios.

Desequilibrio de la guerra

La guerra de Ucrania es clave. Así lo explica Jesús Alonso, analista senior KPMG Luxemburgo, que afirma que subió junto a la gasolina "por la crisis que hubo en Ucrania" además del "cierre de las refinerías europeas", lo que provocó una "menor oferta" que "aumentó el precio".

El coste está sujeto a la oferta y la demanda. Rafael Pampillón, consejero del Colegio de Economistas de Madrid, aclara que como "estos precios se determinan en los mercados globales", el precio sube en España como consecuencia del "aumento de la demanda de gasoil en los mercados mundiales", según aclara el economista. Sobre todo, porque en los mercados mundiales está subiendo "el transporte por carretera".

Pero también las necesidades alimenticias pueden haber generado más demanda de gasoil porque se han cultivado "tierras marginales que son más difíciles de hacerlas producir", explica Pampillón. Allí, la maquinaria tiene mayor consumo. Pero además, el "transporte marítimo se está regularizando" después de que la pandemia terminando. "Estamos en un momento a nivel global en el que se produce una mayor demanda de gasoil", sentencia el consejero del Colegio de Economistas de Madrid.

Las trabas de la Administración también son otro obstáculo en el camino, tal y como aclara Alonso: "Hay una mayor regulación a la hora de refinar el diésel". Y es que, aunque hace apenas un año "se consideraba más barato porque tenía menos proceso de refinamiento que la gasolina"; en la actualidad, "una serie de medidas a los sulfuros" han contribuido al alza de estos precios.

El aumento del precio del gas tiene un impacto sobre la producción de diésel, ya que se utiliza para su producción. Pampillón expone que "esa demanda de gas está subiendo" y también que "el precio del gas esté por las nubes" favorece que "el precio del gasoil también suba". No solo es que la guerra ha paralizado las exportaciones de crudo, sino que "los carros de combate y el transporte militar son motores de gasoil y eso lo está demandando la guerra de Ucrania".

El parque automovilístico español tiene un 55% de vehículos diésel, y la incertidumbre económica no ayuda a que se dé el paso al vehículo eléctrico. Ahora, explica el economista, "se le da más vida útil a los coches antiguos" y su demanda obstaculiza la estabilización del precio del diésel.

Si finalmente a corto plazo no se reduce este precio, "habrá que buscar otras fuentes para aprovisionarse", aclara Pampillón. Pero su opinión es que "a medio plazo empezaremos a tener los precios más equilibrados y más bajos". Ante este elevado precio, las petroleras pueden actuar. El consejero del CEM cree que "si ven que hay demanda mayor de gasoil puede desviar parte de la producción de gasolina al gasoil". Un futuro incierto.