La tasa interanual del Índice de Precios al Consumo (IPC) ha subido una décima en enero, hasta el 5,8 %, tras la retirada de la bonificación al precio de los carburantes y pese a la bajada del IVA de algunos alimentos.

También escala la inflación subyacente, sin alimentos no elaborados ni productos energéticos, que sube medio punto hasta el 7,5 %.

Así la vida nos cuesta ahora mismo un 5,8% más que hace un año, según este dato adelantado por el INE, lejos del 11 % de sobrecoste que llegamos a subir en julio.

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Los alimentos en diciembre repuntaron casi un 16% con respecto al año anterior. La inflación general sí que moderó su subida, quedando en el 5,7%. Es el abaratamiento de la energía lo que de momento está rebajando la velocidad a la que suben los precios. Solo la electricidad fue un 30% más barata en diciembre con respecto al mismo mes del año anterior. La inflación se ha recortado en más de cinco puntos, pero la subyacente, la que excluye alimentos frescos y energía, también siguió subiendo quedando en el 7% el mes pasado, quedando a la espera de lo que suceda este mes.

Por suerte, todo hace indicar que los precios han comenzado a moderarse de forma notable en los últimos meses, incluso en la Eurozona, donde la inflación general se situó en el 9,2% en diciembre. Así, en condiciones normales, se esperaría que el dato de IPC de enero en la Eurozona diese un paso más en esa dirección. Eso sí, la situación de Alemania y los cambios que el Eurostat quiere hacer a la hora de medir este dato podrían provocar situaciones anómalas en el dato de Europa.

El Índice de Precios de Consumo es la cifra que indica la evolución de los precios de los bienes y servicios que consume la población de España. Si el dato de variación anual del IPC es positiva, se dice que ha habido inflación anual. El IPC está formado por 955 productos y para calcularlo se recogen 210.000 precios de 29.000 establecimientos distribuidos en 177 municipios, según explica el Instituto Nacional de Estadística. Es mala para la economía en su conjunto y puede reducir la actividad económica y aumentar la desigualdad.

Cuando los datos del IPC arrojan una inflación elevada hace que el valor del dinero disminuya y eso reduce el poder adquisitivo de los ciudadanos. Para poder lograr una estabilidad en los precios, "el Banco Central Europeo debe mantener la inflación baja, estable y en niveles predecibles", explica el Banco de España. Si el dato del IPC subyacente es más estable que el general es porque no se ve directamente afectado por la volatilidad de los precios de la energía, por eso da un detalle más claro de la situación del país o de Europa.

Aunque desde el Ministerio de Economía aseguran que de aquí a marzo va alcanzar su pico máximo. Es cierto que los precios llevan subiendo a un menor ritmo desde el verano cuando la inflación rozo el 11 %, pero los salarios suben de media la mitad que los precios por lo que seguimos perdiendo poder adquisitivo.