La inflación no da tregua. Tras experimentar cinco meses de bajada a finales de 2022, el Índice de Precios al Consumo (IPC) vuelve a repuntar en febrero. El dato adelantado del segundo mes del año vuelve a dejar una nueva subida, la segunda consecutiva, lo que confirma un claro cambio de tendencia. El índice general sube dos décimas en tasa interanual hasta el 6,1%, según los datos publicados por el INE.

En diciembre, este dato se situó en el 5,7%. Ahí vino el suelo. En enero, se aceleró al 5,9% y de confirmarse el avance publicado este martes por el INE, se irá ya hasta el 6,1% en febrero.

Preocupante también es el dato de inflación subyacente, más estable, al excluir energía y alimentos, y que lejos de aminorarse, continúa su escalada también dos décimas, hasta el 7,7%, frente al mismo mes del año anterior. Es la cuarta subida seguida de este indicador que, de confirmarse dentro de dos semanas con el dato definitivo, se trataría del dato más alto desde diciembre de 1986.

Tampoco mejora el dato si miramos la comparativa mensual. Respecto a enero, los precios subieron un 1%, según el indicador adelantado de este mes.

Electricidad y alimentos, tras la subida

Los precios de la electricidad y los alimentos explican este repunte, según el INE. Todo ello, a pesar de la rebaja del IVA. Febrero es el segundo mes con la bajada de impuestos en vigor en los alimentos, pero también con el fin de la bonificación generalizada de los carburantes.

Ya enero dio síntomas. El primer mes del año dejó una ligera subida del IPC general hasta el 5,9% y una leve moderación en los precios de unos alimentos aún desbocados con una subida del 15,4%. La inflación subyacente escaló entonces hasta el 7,5%, casi dos puntos por encima de la media europea.

El dato adelantado no ofrece detalles, solo el índice general que conoceremos en dos semanas.

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Estos bienes y servicios para calcular el IPC están diferenciados en 12 categorías que comprenden casi 500 artículos que el Instituto Nacional de Estadística considera representativos, cada uno con una ponderación dependiendo del presupuesto destinado por las familias a ese bien o servicios: alimentación y bebidas no alcohólicas (22,6%), bebidas alcohólicas y tabaco (3,1%), vestido y calzado (6%), vivienda (14,2%), menaje (5,8%), medicina (4,4%), transporte (13%), comunicaciones (3,6%), ocio y cultura (6,4%), enseñanza (1,6%), hoteles, cafés y restaurantes (13%) y otros (6,3%).

Así se fija

Con la cesta del IPC fijada, se debe calcular el coste en los distintos periodos. Para ello, se consultan distintas fuentes como minoristas, supermercados, almacenes y negocios online. Además, se recogen datos en organismos estatales, empresas energéticas e inmobiliarias. Se establece un periodo base para que sea el punto de partida y con este se comparen las variaciones de precios.

Con todos estos datos, se divide el precio de la cesta de la compra entre los bienes y servicios en un periodo y otro y posteriormente se multiplica por 100 para calcular el porcentaje de aumento o descenso. Estos productos están en constante actualización, incluyendo los nuevos bienes y servicios relevantes del mercado y se eliminan los que caen en desuso.