Kamala Harris se ha convertido en uno de los nombres propios de esta campaña en Estados Unidos. No solo por poder convertirse en la primera vicepresidenta de la Casa Blanca, sino porque ha conseguido incluso dejar en más de una ocasión en segundo plano al líder de su candidatura, el candidato demócrata Joe Biden.

"Mi madre me decía a menudo: 'Kamala, podrías ser la primera en lograr muchas cosas. Asegúrate de no ser la última'". Con estas palabras se presentaba el pasado verano Harris como la candidata demócrata a la Vicepresidencia de los Estados Unidos en las elecciones del próximo 3 de noviembre.

Harris se ha convertido en uno de los pesos fuertes de la campaña demócrata., ya que es una mujer pionera y con muchos hitos a sus espaldas en la historia de Estados Unidos, ya que parte de su vida la ha dedicado al servicio público estadounidense, con dos nombramientos trascendentales en su vida política. En el año 2011 se convirtió en la primera mujer y la primera afroestadounidense en dirigir la Fiscalía General de California. Cinco años más tarde, fue elegida como la segunda mujer afro en ocupar un escaño en el Senado.

En este 2020 aspira a convertirse en la primera afroestadounidense en ocupar el segundo cargo más importante del país en un momento clave de la historia estadounidense por la crisis social y económica derivada de la covid-19, y su valor es conocido tanto por el partido demócrata como por el propio Joe Biden.

Por eso su nombramiento toma un importante sentido simbólico y político. El nombre de Harris acerca a los demócratas al voto joven y atrae a la comunidad afroestadounidense, la cual pide desde hace muchos años importantes cambios en este país.

Harris es hija de un economista jamaicano y de una investigadora india contra el cáncer, por lo que su nombramiento ha sido entendido por muchos expertos como un guiño de Biden a los inmigrantes, minorías étnicas y también a la clase medida, después de una legislatura de Trump marcada por sus mensajes contra la Inmigración y por sus polémicas medidas económicas, que a juicio del propio candidato demócrata solo sirven para apoyar el enriquecimiento de las clases altas.

La edad de Harris también juega un papel fundamental en esta campaña, marcada por dos candidatos mayores de 70 años. Tanto Biden como Trump pueden resultar candidatos aburridos para los votantes estadounidenses más jóvenes, y es por ello que Harris puede dar un soplo de aire fresco a la candidatura demócrata. Los medios internacionales siempre han hablado de Kamala como una mujer joven, progresista y con una gran capacidad de oratoria.

“La campaña de Biden necesitaba traer más entusiasmo entre los votantes demócratas, especialmente entre los afroestadounidenses. La nominación de Kamala Harris animará a muchos votantes. La adición de una mujer ‘afro’ satisfará a muchas mujeres demócratas afroestadounidenses”, señalan muchos expertos.

Por tanto, teniendo en cuenta la posible importancia que puede tener el voto afroestadounidense en estas elecciones, tras los conflictos derivados por el asesinato de George Floyd el pasado verano, la figura de Kamala Harris puede ser determinante a la hora de motivar el voto de aquellas personas que salieron a la calle para luchar contra el racismo y para pedir cambios en la Casa Blanca respecto a estas polémicas que durante muchos años han marcado la actualidad en Estados Unidos.