El Comité Ejecutivo del PP se reúne hoy en la calle Génova para analizar las causas de que el partido haya cosechado los peores resultados de su historia. Los populares admiten que hay que hacer autocrítica, y muchos censuran sin tapujos de puertas adentro el liderazgo de Pablo Casado, pero no es probable que los barones pidan la cabeza de su líder, sino todo lo contrario, lo previsible es que que escenifiquen un cierre de filas obligado por las circunstancias, y es que, a poco más de una semana de que comience la campaña para las autonómicas, municipales y europeas, el partido no se puede permitir quedar abierto en canal, quedar descabezado. Es probable, eso sí, que ese apoyo quede condicionado a los resultados que se produzcan en esa triple cita electoral de mayo. Y muchos miran ya a Alberto Núñez Feijoo.

A Casado, pues, le va a salvar de momento, la campana de esas elecciones. El número dos de los populares, Teodoro García Egea, pedía tiempo para él, pero, recuerdan algunos críticos, el presidente del PP lleva nueve meses al frente del partido, y es él quien ha marcado la estrategia en este tiempo. Él, el que ha decidido acercarse a Vox con su discurso para recuperar a sus votantes, llegando incluso a ofrecerles entrar en su gobierno justo el día en el que acababa la campaña, y es él el que ha olvidado que todas las elecciones se ganan por el centro. “Nos han hecho un buen sandwich” admitía, un miembro del partido.

En Génova atribuyen la derrota a un cúmulo de circunstancias, y admiten que la marca pesa, pero otros dirigentes recuerdan que, con Rajoy, Vox no pasaba del 0,3 por ciento de los votos.

La clave en la próxima campaña pasará pues, por intentar “reilusionar”, dicen, a sus votantes, pero nadie sabe muy bien cómo hacerlo, cuál es la tecla que hay que tocar para que eso ocurra. Y es que, como decía Mario Benedetti: “la culpa es de uno cuando no enamora, y no de las excusas, ni del tiempo”.