El Gobierno y las organizaciones sindicales alcanzaban este jueves un acuerdo respecto a la subida del Salario Mínimo Interprofesional. En concreto, el SMI asciende hasta los 965 euros mensuales, en catorce pagas. Un ascenso de 15 euros con efectos desde el 1 de septiembre de este año. Esta noticia parecía que iba a demorarse más de lo previsto, ya que Nadia Calviño afirmó que se aplicaría en el último trimestre de 2021.

De hecho, horas antes de que trascendiese dicho acuerdo, la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, aseguraba que las negociaciones con los sindicatos seguían abiertas y que no se había llegado a ningún punto en común entre el Ejecutivo y los sindicatos. "Se tomará una decisión sobre el SMI en los próximos días para su aplicación en la última parte del año. Vamos a esperar a partir de entonces", aseguraba Calviño ante los medios durante una visita a la feria Mindtech en Vigo.

En un principio, las partes planteaban incluir también en el acuerdo el objetivo de subir el SMI a 1.000 euros mensuales el próximo año aunque al final se ha optado por esta fórmula para asegurar el compromiso de llegar al 60% del salario medio antes de que acabe la legislatura.

Las fricciones entre Yolanda Díaz y Nadia Calviño se dejan entrever con esas contradicciones y no es la primera vez que sucede. La ministra de Trabajo ya entró en un debate con la vicepresidenta a cuenta de los ERTE y la negociación de la reforma laboral a finales de 2020.

Esta vez, el ambiente tenso por discrepancias en la medida se ha hecho extensible a la patronal, que ha quedado fuera del acuerdo. Este lunes, el presidente evitaba elevar las discrepancias internas entre Gobierno y patronal en una entrevista en TVE. "Queríamos hacerlo con el concurso con la patronal, pero no ha sido posible. Se dan las condiciones para continuar con la senda de recuperación del SMI. ¿Cuánto?, cuanto antes. ¿Por cuánto?, lo que sea posible en este contexto".

Así, la titular de Trabajo ha echado a un lado su perfil conciliador, ya que es la primera vez que no alcanza un 'sí' de todas las partes. En sus numerosas ruedas de prensa, Yolanda Díaz siempre ha puesto el énfasis en que el Gobierno se deja siempre "la piel" para alcanzar acuerdos con los agentes sociales. En esta ocasión, el discurso no le ha sido suficiente.

TENSIÓN CON LA PATRONAL

Un ejemplo de ello es que Díaz aseguró estar apenada con los empresarios: "Han entrado en esa mesa diciendo que querían cero y ha salido con cero". Algo que se apresuró a desmentir Garamendi, presidente de la CEOE. "Eso es falso. Nos hemos sentado a negociar y hemos explicado las razones".

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También las críticas a esta medida se han producido con el llamamiento del gobernador del Banco de España. Pablo Hernández de Cos apelaba ante los medios "a la prudencia".

"Sabemos que incrementos moderados en el SMI generan efectos negativos moderados en el empleo, pero que pueden ser más elevados en colectivos de baja productividad, jóvenes o mayores de 45 años", ha asegurado. Además, Hernández de Cos ha asegurado que la evidencia muestra los efectos de esta subida en el corto plazo y que es necesario "hacer más estudios".

Por ello, también se preguntaba en un encuentro este viernes organizado por IESE en Barcelona, cuáles serían las consecuencias en el largo plazo o si un incremento del SMI produce aumentos de la productividad en los empleados.

De vuelta al ámbito político, numerosos cargos de Unidas Podemos ya han aprovechado para "colgarse la medalla" e incidiendo en la incoherencia, a su parecer, del rechazo de la CEOE al nuevo incremento pactado entre Trabajo y los sindicatos CCOO y UGT. Una medida económica que no acaba de encajar en todas las partes implicadas.