A Pedro Sánchez le han llegado peticiones y requerimientos internos para dar “un golpe en la mesa” frente a la cruenta guerra abierta en Unidas Podemos. Nada de eso. El Presidente ha optado por el repliegue. “Cabeza fría”, recetan estrechos colaboradores en cuyo ánimo pesa ahora mismo tratar de seguir su camino, con los menores costes posibles, según indican a COPE desde La Moncloa. Y no por convencimiento, sino por pura supervivencia.

En el ánimo del núcleo duro sanchista pesa el deseo de tirar para adelante en el intento de que la discusión pública deje de pivotar sobre las fisuras de la ley del “Solo Sí es Sí” y ello cuando además la pugna entre Yolanda Díaz y Podemos se ha recrudecido hasta unos límites que en el PSOE calibran como “un callejón sin salida”. “Lo hecho trizas es inviable de pegar”, alertan cuadros socialistas a COPE para explicar la salud del espacio a su izquierda y el atolladero como telón de fondo para la estabilidad de la coalición de aquí a finales de 2023.

El Presidente aparece entre la espada y la pared. Conjurado con Díaz y su proyecto de Sumar para que aglutine un 12% del voto, guarda las apariencias con Irene Montero, blindada junto a Ione Belarra, en el Consejo de Ministros. La presencia de las “hermanas” es la única garantía de salvar votaciones en las Cortes. Tal realidad está totalmente extendida en el PSOE, junto al pesimismo. Hay consenso entre miembros relevantes de la cúpula socialista de que Montero y Belarra no renunciarán a la plataforma gubernamental y la consiguiente visibilidad y colocación de cargos. La coalición resistirá, vaticinan, pero hay dudas sobre las posibilidades de aguantar las costuras en las circunstancias actuales hasta el final de la Legislatura.

“Como están las cosas entre Yolanda Díaz y el “Macho Alfa” [Pablo Iglesias], la agonía va a ser permanente”. “Eso no va a ningún lado”, mantienen gráficamente algunos en el mismo puente de mando. “Iglesias es imprevisible”. Desde luego, Sánchez lo tiene difícil. Al menos para controlar la agenda y la del “Solo Sí es Sí” es una crisis de enorme impacto social. En La Moncloa dan las luces largas y aspiran a poner orden en el caos o, al menos levantar cabeza, con la aprobación esta semana y por aplastante mayoría de los Presupuestos Generales del Estado para 2023 en el Congreso. “PGE, PGE y PGE”, repiten desde el complejo presidencial.

En esto radica la estrategia: Propagar los escenarios favorables. Claro que, el mismo jueves, la Cámara Baja toma en consideración la reforma del Código Penal con el borrado de la sedición. En el PSOE cruzan los dedos para que Sánchez acabe por desmentirse a sí mismo y eluda, como reclama ERC, reducir la malversación. “Sería terrible”, admiten dirigentes.