Pedro Sánchez afronta un enorme riesgo y se lo hace asumir a sus candidatos a las municipales y autonómicas, porque los ha arrastrado irremediablemente al terreno de juego que menos les interesaba para sus objetivos. Y es que la campaña es ya propia de unas generales. Sánchez se ha situado totalmente en el foco yendo a las urnas con todo su arsenal propagandístico y apenas deja pasar un mitin sin formular una iniciativa en el intento de salvar parte del poder que conquistó el PSOE en 2019, que admite la sala de máquinas que no podrá retenerse.

A la desesperada, la última sorpresa ha sido la concesión de avales del ICO para garantizar hasta el 20% de la hipoteca de una primera vivienda destinada a jóvenes de hasta 35 años, con ingresos inferiores 37.800 euros anuales, así como a familias con menores. En medio de la subida de tipos de interés, la medida, lanzada por Sánchez durante un mitin en Santa Cruz de Tenerife, será aprobada este martes en Consejo de Ministros. El límite de ingresos se elevará al doble en el caso de que una pareja adquiera junta la vivienda y la edad no se aplicará al tener menores a cargo. La ayuda mejorará en función del número de hijos y con un límite superior de ingresos para familias monoparentales.

El goteo de compromisos electorales ha alcanzado un parque público de 113.000 viviendas públicas para alquiler asequible, al sumarse 20.000 pisos en terrenos propiedad de Defensa cuya venta a la Sociedad Pública Empresarial del Suelo, además de otros 43.000 financiados con fondos europeos y los 50.000 del plan Sareb. Aunque de estos últimos, el Gabinete reconoció que sólo 9.000 estaban en condiciones de ser habitados. El PP ha contabilizado hasta 17 ocasiones en las que el Gobierno ha anunciado la movilización de más de 420.000 viviendas, pero, a día de hoy, ninguna se ha concretado, ni está a disposición de los españoles.

Todos y cada uno de los anuncios presidenciales han sido ocultados a Podemos, negándoles la posibilidad de sacar algún beneficio, aun formando parte de la coalición de Gobierno y siendo imprescindibles para la supervivencia de socialistas al frente de ejecutivos regionales y locales. Pero los socialistas arrinconan claramente a los morados. La misma tesitura atraviesa Sumar con Yolanda Díaz al frente. En la búsqueda de golpe de efectos, Sánchez ha convocado este mismo lunes a empresarios de la construcción y a agentes del sector. En La Moncloa han estimado oportuno que el efecto de sus propuestas debía completarse y visualizarse con esa instantánea. Hasta el staff del Presidente parece que han llegado las dudas internas con su tómbola electoral y pretende darle así empaque.

“Una cosa es lanzar promesas y otra distinta, cruzar la raya y convertir la vivienda en una subasta”, avisaban a COPE desde sus propias filas, atentas al escepticismo de la calle. Esos sectores socialistas son conscientes de que, a pesar del cúmulo de ofertas, el problema que arrastra Sánchez es una falta de credibilidad en buena parte de la ciudadanía que los guionistas presidenciales se revelan incapaces de revertir. ¿Por qué nada de lo anunciado se ha hecho antes? En La Moncloa defienden que la Legislatura ha estado monopolizada por la lucha contra la pandemia y la guerra de Ucrania. “Ahora es el momento”, sostienen.

En su vorágine, Pedro Sánchez ha seguido vulnerando en cada acto de partido los límites de la ley electoral. Convertido el Consejo de Ministros en una extensión de Ferraz, ha comprometido durante este fin de semana una partida de 560 millones para inversión en educación pública o la financiación de las vacaciones de los jóvenes de entre 18 y 30 años, que podrán viajar en Interrail por Europa a mitad de precio. A anuncio por día y la carrera a las urnas todavía debe arrancar oficialmente el próximo día 12.