Se van a cumplir siete años desde el reférendum que desembocó la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Casi siete años después, sigue habiendo discrepancias y tensiones sobre la separación a ambos lados del Canal de La Mancha. El primer ministro británico, Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, pretenden este lunes zanjar, de una vez por todas, la gran brecha sin curar desde entonces: la situación fronteriza en la isla de Irlanda.

La esperanza de ambas partes es alcanzar un acuerdo. No en vano, la reunión se produce de forma presencial, en Londres, y al más alto nivel, entre los máximos responsables de ambas partes. Lo que es seguro es que el nuevo acuerdo acarreará cambios más o menos significativos en el tratado de salida que el Reino Unido y la UE alcanzaron hace más de tres años y del que forma parte el citado acuerdo.

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El protocolo de Irlanda del Norte se incorporó en los acuerdos de divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea como una salvaguarda clave para evitar uno de los principales temores del Brexit: la imposición de una 'frontera dura' en el Úlster y el recuerdo de los momentos de guerra entre católicos y protestantes.

Las partes querían proteger los Acuerdos de Viernes Santo que sentaron en 1998 las bases de la paz, garantizando con alguna fórmula los intercambios entre comunidades en la isla de Irlanda. Al mismo tiempo, deben cumplir el mandato del brexit. Irlanda debe pertenecer al mercado único, del que Reino Unido quería desligarse.

Al contrario de lo que ocurrió en el conjunto de Reino Unido, los norirlandeses dijeron 'no' al Brexit en el referéndum de junio de 2016. Una vez asumido que debían acatar lo que no querían, el gran problema siempre ha girado en un punto: dónde ubicar la frontera irlandesa entre el Reino Unido y la Unión Europea.

Solucion en vigor

La solución pactada y en vigor desde 2021, recoge la singularidad de la isla, por lo que la frontera se sitúa en el mar de Irlanda, con una serie de controles y medidas fiscales o fitosanitarias en los puertos de Irlanda del Norte, evitando que las mercancías procedentes de Gran Bretaña no se introduzcan sin controles en territorio comunitario.

Desde la firma, Reino Unido alega la imposibilidad de cumplir lo firmado. Por su parte, Bruselas siempre había descartado la posibilidad de un nuevo acuerdo. De hecho, la Comision Europea mantiene hasta cinco expedientes sancionadores cotnra el Reino Unido por el incumplimiento del protocolo, si bien la salida de Johnson y la llegada de Sunak ha permitido mejorar las relaciones y llegar a un nuevo acuerdo que será realidad en cuestion de días o incluso horas.

Pero también esta en juego la parte política. Los unionistas norirlandeses ven en este acuerdo un distanciamiento de Londres, al dificultar las transacciones entre Irlanda del Norte y el resto de Gran Bretaña. Este es uno de los motivos por los que tienen bloqueada la formación de gobierno en el país desde los comicios del pasado mes de mayo, en los que por primera vez se impuso el republicano Sinn Fein, defensor de la reunificación irlandesa.

Los unionistas llevaron este protocolo ante el Tribunal Supremo del Reino Unido. Hace unos días, el Alto Tribunal se pronunció y consideró, por unanimidad, legal el acuerdo. Será clave que los unionistas den el visto bueno al nuevo acuerdo entre Bruselas y Reino Unido para que la herida del 'brexit' cicatrice en la isla.