El Gobierno de la República Checa decretó este viernes un nuevo estado de emergencia de 30 días a partir de las 0.00 horas de mañana, sábado, ante el empeoramiento de la situación epidemiológica del país.

La decisión fue anunciada en la cuenta de Twitter de la Oficina del Ejecutivo, después de que la coalición de liberales populistas y socialdemócratas, que encabeza Andrej Babis, no había conseguido horas antes el respaldo de la Cámara baja para prolongar el estado de emergencia en vigor, que vence esta medianoche.

La negativa de los legisladores se produjo tras un debate lleno de tecnicismos, donde la oposición cuestionó la constitucionalidad del actual marco para aplicar las restricciones para frenar la pandemia.

El pasado 11 de febrero, la Cámara baja tampoco dio su venia a la prolongación del estado de emergencia, en el pico de la epidemia, y tras considerar que se pueden arbitrar medidas contra la covid-19 sin necesidad de tocar el régimen de derechos y libertades.

El Gobierno recurrió entonces al apoyo de los Gobernadores regionales, que elevaron una petición a Praga para que mantuviera el "status quo", en vista de la gravedad de la situación, con los hospitales a plena capacidad.

Los checos, con 1.120 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en catorce días, tienen la tasa de contagios más alta de Europa, casi el triple de la que registran España y Portugal.

Praga reconoció este miércoles que la situación es "dramática", con las unidades de cuidados intensivos al 86 % de su capacidad y falta de personal especializado para atender a los pacientes graves.

"La situación es dramática. Además de la mutación británica, tenemos también la sudafricana. Tenemos que endurecer las medidas porque, si no lo hacemos, nos esperan serios problemas en la sanidad en las dos próximas semanas", advirtió entonces el primer ministro, el empresario multimillonario Babis.