Tal día como hoy, hace 800 años, se puso la primera piedra de la catedral de Burgos en presencia del rey Fernando III de Castilla y del obispo Mauricio, prelado de la diócesis burgalesa por aquel entonces. Ocho siglos de una de las joyas del enorme patrimonio español que la Iglesia mantiene y custodia para que toda la sociedad pueda beneficiarse de él. Pero la catedral de Burgos, por imponentes que sean sus ocho siglos de vida, no es una cosa solo del pasado, ni que debamos visitar, sin más, como quien asiste a un espléndido museo. “Sois templo de Dios” reza el lema del Año Jubilar con motivo del aniversario catedralicio. Como ha recordado el actual arzobispo, Monseñor Mario Iceta, de ella han brotado raudales de fe, de cultura, de caridad, de misericordia y de humanidad durante 800 años, y hoy sigue reflejando una vida en abundancia, porque la catedral encierra un mensaje religioso, artístico y cultural, que nos dirige al lugar del que nace todo, el corazón de Dios Padre. Mostramos la catedral al mundo con orgullo y agradecimiento, elevando nosotros también los ojos, maravillados por la belleza de las piedras vivas que apuntan al cielo.