La cumbre sobre la protección de los menores en la Iglesia, que tendrá lugar de jueves a domingo, ha sido presentada en El Vaticano por el coordinador del encuentro, Hans Zollner, y el moderador de la reunión, el P. Federico Lombardi, ex portavoz de la Santa Sede.

Con protagonismo desde el arranque de las víctimas que han sufrido abusos, las sesiones reunirán a 190 participantes, entre presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, religiosos y diferentes expertos. Los tres primeros días las sesiones se desarrollarán en torno a la responsabilidad de los obispos, la rendición de cuentas y la transparencia. 

El sábado por la noche habrá una liturgia penitencial y el domingo se terminará con una Eucaristía y un discurso del Papa, a modo de conclusiones. La cumbre supone todo un hito en un camino arduo que comenzó con la política de tolerancia cero que puso en marcha Benedicto XVI y que ha continuado Francisco con ímpetu renovado. 

No será, a buen seguro, una solución mágica ni definitiva a un problema que toca la raíz del mal y que supone una profunda y extendida lacra social. Pero servirá para tomar conciencia de lo que se ha hecho mal y poner los medios para una prevención eficaz. Servirá también para que los obispos asuman su responsabilidad como pastores en curar las heridas de las víctimas, y en hacer de la Iglesia un verdadero hospital de campaña, en el que las víctimas sean las principales protagonistas.