La polarización que marca la vida política interna de Estados Unidos desde que Donald Trump ganó las elecciones en 2016 se agravó el día 6 de enero de 2021 hasta niveles inaceptables en una democracia consolidada. En junio de 2022 el Comité que investiga el asalto al Capitolio certificó que el expresidente Trump estaba implicado en el intento de Golpe. Por si fuera poco, Trump ha sido acusado, además, de sustraer documentación oficial y secreta. Esa es la razón por la que el FBI ha registrado el domicilio del expresidente de los Estados Unidos.

Las imágenes de la presencia del FBI en la residencia de Trump han dado la vuelta al mundo. Y él, como no podía ser de otro modo, las ha aprovechado para seguir arengando a sus seguidores. La izquierda radical, ha dicho Trump, quiere evitar a toda costa que él concurra de nuevo a las elecciones.

El expresidente ya intentó, una vez, asaltar el poder legislativo. Ahora pretende desprestigiar al judicial acusándole de servir a intereses de parte. El populismo de Trump es contrario a la democracia liberal y al Estado de Derecho. Entre demócratas y republicanos existen diferencias programáticas importantes. Sin embargo, nunca jamás han existido diferencias con relación al sistema político. Ambos partidos son clave para la democracia estadounidense. ¿Qué harán los republicanos de cara a las elecciones de 2024? También en Estados Unidos la democracia puede morir.