La primera visita oficial de los Reyes de España a Cuba, con motivo del 500 aniversario de la fundación de La Habana, tuvo anoche su momento culminante con un intercambio de discursos entre Felipe VI y el presidente cubano Díaz-Canel. Con su firmeza habitual, el rey de España hizo un claro alegato a favor de las libertades y de la democracia como el mejor sistema para garantizar los derechos humanos. A renglón seguido proclamó que los ciudadanos deben tener la capacidad de expresar libremente sus ideas, además de tener libertad de asociación y de reunión. En su respuesta, que no estaba inicialmente prevista, el sucesor de los hermanos Castro justificó el régimen comunista como fruto de la voluntad del pueblo y afirmó que su objetivo era conseguir un mayor bienestar para los ciudadanos, algo que desmiente la realidad de opresión y pobreza que asola al país. De hecho se ha impedido al Rey de España un encuentro con los disidentes que claman por la apertura del régimen.

Felipe VI también quiso recordar que los cambios políticos no pueden imponerse desde fuera, en clara referencia al bloqueo de la isla que siempre ha sido denunciado por España. Díaz Canel agradeció esa posición de nuestro país, además de reconocer la herencia indeleble de la cultura española en Cuba y la aportación de los empresarios españoles a la economía del país. Nada hace vislumbrar que las cosas vayan a cambiar en Cuba a corto plazo, pero las palabras del Rey han quedado allí fijadas como un hito histórico y una siembra para el futuro.