Esta semana se debatirá y votará en el Congreso de los Diputados la moción de censura planteada por Vox. La iniciativa no responde al papel que le otorga nuestra Constitución a esta herramienta en manos del poder legislativo para contrapesar al ejecutivo. La moción de censura, tal como está regulada en nuestro ordenamiento, está prevista para aquellos casos en los que el presidente del Gobierno ha dejado de tener la confianza del Congreso. La poca autonomía de los grupos parlamentarios nos ha hecho olvidar que en España al presidente del Ejecutivo lo designan los diputados. La moción de censura tiene un carácter positivo y exige que haya un candidato.

En este caso no hay una posible mayoría que pueda sustituir a Sánchez. El partido liderado por Santiago Abascal busca una oportunidad para ganar notoriedad y para competir con el PP. El efecto será el contrario que el declarado: el presidente del Gobierno se verá reforzado y tendrá ocasión de presentarse como víctima de una derecha irresponsable. Ya hemos visto en los últimos tiempos demasiado uso de las instituciones con fines partidistas. Vox puede contribuir constructivamente a un control efectivo del Gobierno. Si sus líderes creen que es necesaria una alternativa, pueden ayudar a construirla sumando fuerzas.