Se han hecho virales en las últimas semanas las imágenes del cuerpo del joven Carlo Acutis, fallecido a los quince años, a consecuencia de una leucemia. La red era, de hecho, su hábitat natural, pues se convirtió, a su temprana edad, en un auténtico apóstol del ciberespacio.

Carlo Acutis ha sido beatificado este fin de semana en la Basílica de San Francisco de Asís, en una ceremonia a la que han asistido sus padres y hermanos. El nuevo beato nos interpela, entre otras muchas cosas, por su contemporaneidad. Podría ser uno de nosotros y su llamada a la santidad, en vaqueros y zapatillas, se hace particularmente universal en su figura.

Los numerosos testimonios de quienes lo conocieron nos hablan de una piedad tan sencilla como intensa, centrada en la Eucaristía, en el rezo del rosario y en la entrega generosa a los más necesitados.

Como destacó el Legado Pontificio, Cardenal Agostino Vallini, durante la homilía de su beatificación, el joven Carlo mostraba un ardiente deseo de atraer al mayor número de personas a Jesús, haciéndose anunciador del Evangelio, sobre todo con el ejemplo de vida, tocando el corazón de las personas que encontraba, despertando en ellas el deseo de cambiar de vida y acercarse a Dios, y utilizando para ello cuantos medios encontraba a su alcance, incluyendo las últimas y más novedosas tecnologías.

Él supo testificar que la fe no nos aleja de la vida, sino que nos sumerge profundamente en ella, indicándonos a todos, y muy especialmente a los jóvenes, el camino concreto para vivir la alegría del Evangelio. Depende de nosotros seguirlo, atraídos por la fascinante experiencia del Beato Carlo, para que nuestra vida pueda también brillar de luz y esperanza.