Sánchez quería ganar un plebiscito sobre su gestión como presidente del Gobierno y lo ha perdido de forma clara. Estas municipales son las primeras elecciones en las que todos los españoles hemos votado desde las 2019.

Y aunque los resultados no son totalmente extrapolables, el PP ha sacado 750.000 votos más que el PSOE. Sánchez ha medido el rechazo que suscita en buena parte del electorado y ha decidido anticipar las generales al 23 de julio próximo.

Extraña fecha, sin duda buscada para limitar daños.

El retroceso de la izquierda y al ascenso de la derecha, del PP y de Vox, provoca un importante cambio en la distribución del poder territorial. Al menos seis comunidades donde gobernaba el PSOE pasarán a manos populares, ya veremos qué sucede en Canarias.

Va a ser interesante ver cómo quedan las alianzas entre los dos partidos de la derecha y, sobre todo, qué política hacen en las Comunidades Autónomas los nuevos gobiernos. Feijóo quiere un “partido ancho” que no se aleje del centro, para seguir sumando a votantes socialistas descontentos con la deriva del sanchismo.

Ayer se ha acabado el ciclo iniciado el 15-M. Se consuma la desaparición de Ciudadanos, un partido que podría haber sido útil y que se suicidó. Y Podemos, con una campaña agresiva y en algunos casos sectaria, ha sido duramente castigado. La peor noticia de este domingo es el avance de Bildu, normalizado como una fuerza que disputa la hegemonía al PNV en el País Vasco y que resulta decisivo en Navarra.

Ahora, el 23 de julio los españoles tenemos la oportunidad de confirmar, o no, un nuevo ciclo político para nuestro país. La sociedad tiene la palabra.