El Gobierno de Pedro Sánchez ha cedido una vez a las exigencias de Bildu. Como consecuencia del pacto alcanzado para la aprobación de los presupuestos, la Guardia Civil perderá las competencias de tráfico y seguridad vial en la Comunidad Foral de Navarra antes del 31 de marzo del próximo año. La formación abertzale consigue una vez más sus objetivos en una legislatura en la que está logrando completar su normalización política y social, sin haber condenado la larga cadena de atentados de ETA, y mientras propugna la ruptura de la integridad territorial de España.

Esta cesión de Sánchez a Bildu favorece el desmantelamiento del Estado en Navarra y el País Vasco, una progresiva expulsión de esos territorios de los mecanismos para garantizar los principios constitucionales. Lo más grave es que el acoso permanente que la Guardia Civil ha sufrido por parte del entorno de los herederos políticos de ETA va a saldarse con el triunfo de los que amenazan al Estado de Derecho.

Los socialistas navarros pretenden justificar la decisión de Sánchez en una supuesta dejación de funciones de la Guardia Civil en el control del tráfico en esa comunidad, pero la realidad es que el gobierno de la socialista María Chivite está subordinado a los objetivos de Bildu. Esta formación sabe que lo que no consigue en Pamplona se lo va a dar Sánchez en Madrid. Y es que a Sánchez se le ha olvidado lo que dijera en su día, aquello de que “con Bildu no vamos a pactar, ¿se lo repito?”.