El Papa Francisco ha aprovechado sus habituales palabras, tras el rezo del Ángelus, para pedir este domingo por algunas de las zonas del mundo que sufren especialmente. En este sentido, ha recordado que mañana martes se celebra la Cuarta Conferencia de la Unión Europea y las Naciones Unidas para apoyar el futuro de Siria y de la región, y ha pedido que recemos por esta importante reunión, para que mejore la dramática situación del pueblo siriosy de los pueblos vecinos, en particular la de El Líbano, sumidos en un contexto de graves crisis sociopolíticas y económicas que la pandemia ha hecho aún más difícil. Nos resulta increíble incluso visibilizarlo, pero lo cierto es que en medio de esa tragedia hay niños que pasan hambre y que no tienen que comer. El Papa nos ha pedido también oraciones por el pueblo del Yemen, que sufre una gravísima crisis humanitaria.

La familia de la Iglesia es universal. No podemos entender al prójimo solo como aquel que está a nuestro lado, físicamente. Nada de lo humano le ha de ser ajeno al cristiano, y mucho menos aquellas situaciones en las que los conflictos se han enquistado y perduran en el tiempo. Constituyen el mapa del dolor y de la vergüenza, nos interpelan cada día y afectan, particularmente a los más pobres. Es responsabilidad de cada uno de nosotros esperar en la paz y trabajar a diario por ella, porque, como el propio Papa Francisco nos recordaba este año en el Mensaje de la Jornada Mundial, la paz, como objeto de nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad.