Si hay un indicador económico en España que se mantenía estable en estos meses de crisis económica, era el del paro. Sin embargo, según los datos conocidos esta semana, el mercado laboral se ha comportado de forma anómala en el mes de julio. En contra de lo que venía siendo habitual en estas fechas, se ha producido una disminución de las filiaciones a la Seguridad Social, las cotizaciones se redujeron en torno a siete mil cuatrocientas personas y el desempleo sumó tres mil doscientas personas más. Incluso se firmaron menos contratos que el año pasado por estas fechas. Analizados los resultados por sectores, hay que destacar que ninguno de ellos se comportó de forma positiva.

Para encontrar un mes de julio con estos datos negativos hay que remontarse a 2008, en vísperas de la recensión que comenzó en 2009 y llegó hasta 2012. El Gobierno ha intentado explicar esta situación diciendo que este año los contratos de temporada se han adelantado a junio. Razón endeble que no explica la amplitud de paralización de las contrataciones en todos los ámbitos laborales. De lo que se trata más bien, aunque la Vicepresidenta Yolanda Díaz no lo quiera explicar, es que las empresas han tomado conciencia de la magnitud de la crisis y están derivando las medidas de contención a la plantilla de los trabajadores. La supuesta salud del mercado laboral de la que hace gala Pedro Sánchez ha dejado de existir. Los españoles, asfixiados económicamente, tienen derecho a saber qué es lo que está pasando y, sobre todo, qué es lo que va a hacer este Gobierno.