Durante la Audiencia General el Papa subrayó ayer que todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad en la respuesta a la crisis provocada por la pandemia. Cada uno debe poder responder a partir de su pertenencia, desde su propia identidad. Los católicos tendremos que hacerlo desde nuestra fe en Dios y desde los criterios de la Doctrina Social, colaborando con las numerosas obras e iniciativas sociales que nacen de la vida de la Iglesia.

Francisco ha citado al Papa Pío XI, que tras la depresión de 1929 explicó lo importante que es para una verdadera reconstrucción el principio de subsidiariedad, con un doble dinamismo: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba”. El Estado debe coordinar y atender aquello que la iniciativa social no puede realizar, pero debe valorar y sostener la iniciativa de las familias, de las asociaciones, de las empresas, también de las comunidades religiosas.

El principio de subsidiariedad es uno de los pilares de la Doctrina Social de la Iglesia. Permite a cada uno asumir su protagonismo en el cuidado y el destino de la sociedad y ayuda a prevenir y corregir los aspectos negativos de la globalización y de la acción de los Estados, por ejemplo en el cuidado de la gente afectada por la pandemia. Estas contribuciones “desde abajo”, ha dicho el Papa, no solo no deben ser impedidas, “deben ser incentivadas”.