Cerca de doscientos intelectuales estadounidenses de diversas procedencias ideológicas y diferentes escuelas de pensamiento, han hecho público un manifiesto en el que denuncian la deriva de “intolerancia” del activismo progresista norteamericano hacia las ideas discrepantes. Nombres tan dispares como Mar Lilla, Noam Chomsky, Francis Fukujama, Margaret Atwood o Michael Ignatieff, han firmado una carta en la revista Harper's en la que propugnan un debate público abierto frente a la “actividad censora” de cierto mundo que se considera progresista pero que solo pretende conformidad ideológica. Incluso apuestan porque se pueda discrepar de buena fe sin que quien lo haga tenga que sufrir las consecuencias en su profesión.

La carta, que también critica con dureza el estilo de Donal Trump, recuerda que el libre intercambio de información es la savia de una sociedad libre. Este intercambio se ve cada vez más limitado por quienes están empeñados en señalar a los disidentes, poner vetos o incluso atentar contra el pasado derribando estatuas. Como aclara la misiva, el modo de confrontar las ideas es la exposición, la argumentación y la persuasión, no el silencio o la expulsión de la sociedad de quienes las propugnan. Frente a las tendencias de radicalización que fragmentan y polarizan las sociedades democráticas, es de agradecer que intelectuales de diferente signo recuerden que existen referencias límites como la necesidad de la verdad y la dignidad inalienable de las personas.