Los últimos 30 años de historia de España constituyen el sustento sobre el que discurre la biografía política y personal de Alfredo Rubalcaba, presentada hoy en Madrid con la presencia del expresidente Felipe González. Entre otros muchos aspectos la biografía da cuenta de las discrepancias entre la visión política de Rubalcaba y la de Pedro Sánchez.

Y el tema no es baladí, dado que el PSOE de Rubalcaba, defensor de la institucionalidad, de la tradición política del 78 y del consenso, no solo está apartado de los órganos de dirección, sino que ni siquiera se le tolera expresarse libremente.

Felipe González ha dicho que no va tolerar que nadie le ordene callar, en referencia a las palabras de Adriana Lastra, y que seguirá defendiendo el legado del PSOE que sirvió a la consolidación de la democracia en España frente a quienes tienen una visión cortoplacista de la política. Y por eso ha cargado con severidad contra las acuerdos de su partido con Podemos, ERC y Bildu, que no sustentan ningún proyecto viable para España.

Con sus luces y sombras, como cualquier ser humano, Rubalcaba tenía una visión alejada de las componendas de quienes solo piensan en mantenerse en el poder. Quizás por eso Pedro Sánchez no ha querido rendir homenaje a quien fuera su antecesor en la Secretaría General.