La movilización sindical, estudiantil y popular que vive Colombia busca desestabilizar al Gobierno de Iván Duque. Pero tan cierto como eso es que Duque se ha equivocado al exacerbar la confrontación y al cargar contra las protestas, que han provocado ya un muerto. Ahora a las demandas netamente sociales, una parte de la sociedad colombiana ha sumado las protestas contra la represión policial. Duque y su Gobierno tienen que afrontar la reforma de unos cuerpos policiales que siguen acostumbrados a campar a sus anchas desde los tiempos de la lucha contra las FARC. No basta con detener la reforma tributaria, se trata también de reformas en materia de pensiones y del grave asunto de los Acuerdos de Paz, que han dividido a la sociedad colombiana, pero que realmente no tienen marcha atrás.

Hoy se celebra una jornada de paro nacional en la que estarán sindicatos y federaciones de profesores y estudiantes. Por el momento la propuesta de Gran Conversación Nacional no cuenta con el apoyo de las fuerzas que convocan las jornadas de paro. Sin embargo, al margen de los cantos de sirena de los sectores más derechistas del país, el Presidente debe conseguir que precisamente quienes agitan las movilizaciones en la calle se sienten a la mesa de la negociación.