La televisión pública vasca emitió en la noche del pasado domingo un reportaje sobre la Guardia Civil en el que trataba al cuerpo como corrupto, torturador, vinculado a la extrema derecha y con un poder que estaría incluso por encima del propio Ejecutivo. La emisión del programa se produjo en la víspera del 12 de octubre y en el contexto de una semana en la que la formación pro-etarra EH-Bildu ya había agitado el árbol de las difamaciones contra la propia Guardia Civil, a propósito de las detenciones de tres personas presuntamente vinculada con un zulo de ETA.

El reportaje, con ejemplos de manual de lo que es la manipulación periodística, presenta un gran desequilibrio en los testimonios que utiliza; apenas menciona a ETA, salvo en el contexto de los GAL; habla del supuesto ADN franquista de la Guardia Civil y asegura que se trata de un cuerpo que es golpista por definición, al que habríamos tenido la oportunidad de ver con su acción represora en Cataluña.

La vergüenza que produce este esperpento se agrava por haberse emitido en una televisión pública, pagada con los impuestos de todos. Es terrible que sean los pro-etarras los que marquen la línea editorial de la televisión pública vasca y resulta dramático que el Gobierno de España haya decidido emprender precisamente con ellos un viaje a ninguna parte, con tal de salvar con ese vergonzante apoyo los presupuestos y la legislatura.