Vecinos del centro de Madrid y de barrios como el de Chueca o Malasaña tienen que aguantar maletas que suben y bajan las escaleras a altas horas de la madrugada, gente borracha que se cuela en el portal, música alta de lunes a domingo. La situación, dicen, ya es insostenible. “Los problemas que llevamos sufriendo son los narcopisos, los pisos turísticos y que el ocio nocturno se ha masificado”, ha contado Laura, una joven que vive en Malasaña.

Lo que piden son normativas que regulen. No están en contra del ocio ni de los turistas pero exigen que se llegue a un pacto para protegerles. Denuncian que están desapareciendo las carnicerías, las farmacias y los espacios verdes de sus barrios, que las franquicias y los bares lo inundan todo. “Queremos llamar la atención para que los candidatos a la alcaldía asuman un compromiso sobre el grave problema que supone que el centro histórico pueda quedarse sin sus habitantes que es son el alma de la ciudad”, ha explicado Jordi Gordon, portavoz de esta campaña.

No quieren que el centro siga convirtiéndose en un parque temático de ocio y turismo. Apuestan por un turismo sostenible y controlado no por la masificación continua a la que se están enfrentando.