Durante el pico de la pandemia atendieron a unas 3.000 familias diarias. Ahora siguen llegando unas 300 cada día, pero las solicitudes de ayuda y alimentos siguen aumentando, nos cuentan desde la Fundación Madrina, porque se acaban los ahorros y aumenta la gente sin trabajo. Y es que el perfil de las personas que acuden cada día a solicitar ayuda ha ido cambiando y “por aquí han pasado autónomos, hosteleros, arquitectos, taxistas, empresarios o padres de familia”, nos cuenta Conrado Jiménez, presidente de la Fundación Madrina que recuerda que “sigue habiendo mucha gente vulnerable y mucha situación de calle, de gente que ha perdido su trabajo”. También jóvenes como David, de 19 años, que nos ha contado que él y su pareja están sin empleo y su mujer está embarazada.

Sobreviven gracias a la Fundación Madrina, igual que Guilana, que nos ha contado a COPE que “no tengo ninguna ayuda, soy mujer maltratada y tengo una orden de alejamiento, no tengo ni pañales, ni leche, ni comida. Gracias a la ayuda puedo salir adelante”.

Son muchas las historias en esas colas del hambre. Joana, tiene 40 años y llegó en noviembre de 2019 a España “estoy embarazada de 8 meses y tengo una niña de 9 años, a la Fundación Madrina le debo todo: los alimentos, la ayuda y ahora el alojamiento”, señala.

La Fundación Madrina está invirtiendo unos 20.000 euros a la semana para ofrecer ayuda y alimentos a estas familias aunque siguen necesitando donaciones y voluntarios.