Cada vez parece más un fantasma, una sombra rojiblanca de lo que fue un día un estadio de leyenda. Del Vicente Calderón solo quedan en pie la parte alta y la techumbre de la grada cero. El graderío bajo y la tribuna son ya agujeros negros de la memoria. Las obras de demolición de lo que queda del viejo estadio del Atleti siguen su curso y terminarán a finales de marzo, según confirman a COPE fuentes del Ayuntamiento de Madrid.

Una versión que coincide con lo que nos cuenta la portavoz de la Asociación de Vecinos, Susana de la Higuera, quien se reunió hace unos días con los concejales implicados en este complejo proyecto urbanístico. Susana de la Higuera asegura que “lo que más afecta a los vecinos y a los centros educativos es el lío de las calles... Todas las vías están levantadas; el ruido y trasiego de camiones y maquinaria pesada es continuo. La demolición del estadio Calderón no está siendo tan problemático curiosamente. Reconocemos que se está haciendo con cuidado y que el Ayuntamiento ha cumplido con su compromiso en cuanto a respetar los horarios de entrada de los colegios e institutos afectados. Lo peor es el resto de las obras. Esto va para largo. Algunas calles van a seguir levantadas hasta febrero e incluso alguna hasta marzo”.

Algunos residentes del edificio con forma de U en la zona norte del estadio, calle Duque de Tovar, han mostrado su inquietud. Delante de su inmueble hay una zona ajardinada de unos quinientos metros cuadrados con unos quince árboles. Como la calle se va a desplazar hasta allí mismo todo apunta a que esos jardines van a desaparecer.

Un adiós a esta zona verde que quedará compensada con los centenares de metros cuadrados que destina el proyecto a parques y jardines, justo donde antes emergía el estadio del Atlético de Madrid. Una prolongación natural de Madrid Río. Pero nunca llueve a gusto de todos. José Antonio vive en ese edificio en forma de U: “me han dicho los operarios de la obra que van a quitar los jardines y que van a talar los árboles porque la calle va a desplazarse hasta ahí y los edificios van a estar pegados”.

Así, abierto en canal, vive el entorno de la Mahou Calderón las interminables obras en el distrito de Arganzuela. Esta mañana tres árboles eran marcados con pintura roja en la plaza de Francisco Morano, al lado del vallado solar de la Mahou. Su destino: una tala inevitable.