“Poderte reinventar, hacer algo distinto, es el comienzo”, asegura Joseba del Carmen, el coach del golfista vizcaíno Jon Rham. Pero antes de serlo estuvo en los Tédax, algo que recuerda como “una temporada maravillosa en mi vida en la cual llegué allí y me gustaba mi trabajo y sobre todo sentía que podía hacerlo. Luego ya fue sentir experiencias diferentes aprender mucho sobre que cada día es único, que no hay nada igual en la vida”. “Muchas veces pensamos que todo es igual”, añade Joseba, “que no hay nada nuevo, y no es así, cada día es diferente y no hay nada igual. Ese entrenamiento me hizo empezar a pensar que todo es diferente, que hay una vida muy larga por vivir. Primero tenía que entender qué era lo que estaba sintiendo”.

Como cualquier trabajo, un tédax tiene que tener ciertas habilidades, explica del Carmen: “Quien desactiva estas bombas las debe tener para desarrollar bien tu trabajo, y luego ya es cómo es lo vivas tú, cómo percibes todo”. Obviamente hay que conservar una calma excepcional para poder hacer algo tan peligroso: “Empecé a entrenarme y a probar cosas que me funcionaban, como respirar muchísimo, sentía mucho mi cuerpo, aunque aún no entendía lo que significaba. Ahí yo daba lo mejor de mí, no existía ni espacio ni tiempo, estaba conectado conmigo mismo. Todo fluía, era natural”.

¿Se puede estar relajado en una situación así? Joseba así lo asegura: “De la presión, según cómo te adecues tu entrenamiento, me sentía muy lúcido, las ideas me llegaban de forma natural. Yo no entendía lo que me pasaba, solo lo hacía. Siempre intentaba abstraerme para poder funcionar correctamente en mi trabajo, luego ya lo que es el contacto humano toca más profundamente, pero son momentos difíciles en los que hay que mantener la calma y pensar de forma lúcida”.

Sin embargo su vida cambió radicalmente debido a un percance personal: “Soy deportista profesional, y a veces eso acarrea ciertas consecuencias: tuve problemas con mis caderas y casi me impiden andar correctamente. Me tuve que oprear en una operación larga y ahí me dijeron que no podía continuar con mi trabajo y tuve que dar un giro total a mi vida: me fui a una casa en el monte y me aparté del mundo para retirarme, pero con el paso del tiempo empecé a sentir que no funcionaba. Tenía 40 años, me empecé a inquietarme y ver que eso no era lo mío. Me encanta la naturaleza pero entendí que tenía que volver a salir, me quedaban muchas cosas por hacer. Ahí empieza mi trayectoria como coach”.

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Joseba explica que las emociones no son enemigas sino algo que debe jugar a favor: “Hay que vivirlas, todas te dan información. La responsabilida de uno mismo es esencial. No puedo hacer que seas responsable de mi felicidad, lo soy yo. Lo más interno es la emoción que sentimos en cada momentom y yo me baso en esa emocion, en la información que me da, y en la lógica a la cual da respuesta”. “Está dando respuesta en mí a algo”, continúa el coach, “voy a ver la información que da, si aprendo eso, tendré otra experiencia con otra emoción totalmente diferente”.

Sin embargo la emoción es el comienzo ya que, como explica del Carmen, “en el momento de sentir la emoción, es momento de sentirla, no de hablar ni de comunicarse ni de actuar, ya sabemos que hay veces que no podemos parar a todo el mundo. Será momento después de decir 'qué ha pasado'. Bloquearla va a hacer que el daño sea mucho mayor interiormente. Para un rabioso, cortar e irte a dar un paseo. El siguiente paso a eso es ver qué lógica hay detrás de esa emoción, porque cuando te vuelva a venir, ya le ves la lógica. Cada uno tiene su propia lógica. Yo quiero que haya algo a lo que dé lógica, algo natural a nosotros”. ¿Qué pasa si te equivocas? En realidad que es un motivo estupendo para avanzar ya que “los errores son maravillosos para aprender”.

¿Cómo aplica esto con el golfista Jon Rham? “Él era muy impulsivo”, explica Joseba, “acumulaba mucha energía y tenía que sacarla. Él la canaliza con entrenamiento y es ser consciente de cómo estamos y qué sentimos. Es entender mucho tu cuerpo. Entrenamiento constante diario, todo te ayuda a que tú crezcas. Yo le aporto que está siendo consciente de quién es cada vez más, de que está viviendo experiencias y desde una lógica interior muy natural y coherente, y al final él tiene que llegar a ese límite constantemente para ir creciendo. Hay que llegar al límite para crecer, y él siempre está al límite”.