Los gatos son animales maravillosos, aunque la convivencia con ellos no es algo que todo el mundo considera buena. Estos animales poseen una inteligencia fuera de lo común, una personalidad brillante y una capacidad de amar incondicional que muchas veces los hace incomprendidos. Y a pesar de que aman la independencia son mascotas muy mimosas con grandes parecidos al del ser humano.

Con el paso del tiempo cada vez son más los avances que se consiguen gracias a las terapias entre animales y niños con ciertos problemas como podrían ser el autismo o la parálisis cerebral. Estas sesiones favorecen las habilidades motoras y emocionales de los pacientes, además de promover las mejoras físicas y psicológicas.

Los gatos ayudan a las personas con problemas de estrés, ansiedad o incluso depresión, por ello son muy recomendados para todas aquellos que viven solos, generalmente gente mayor. Además, a los ancianos con problemas de alzhéimer les ayudan a recordar cuando acarician a los felinos o cuando estos mismos ronronean provocando un sonido relajante que les estimula la concentración.

Son mascotas muy graciosas y juguetonas, y siempre puedes estar entretenido con ellas, aunque a la vez hay que tener cuidado con sus arañazos. Y al contrario que muchos otros animales los gatos no necesitan apenas cuidados, son seres bastante limpios y prácticamente solo hay que preocuparse de su alimentación y de sus vacunas.

Tan solo hay que estar un poco atento de lo que quieren en cada momento y de lo que expresan con sus diferentes partes del cuerpo ya sea con la cola, las orejas, los ojos o incluso los bigotes. Es fácil darse cuenta de que si tienen el pelo erizado están en peligro, sienten miedo, o de que si se ponen boca arriba te demuestran su confianza.