Los perros pueden tener muchos miedos: miedo a los ruidos fuertes (como los fuegos artificiales), miedo a la aspiradora, etc. Pero, hay un miedo que pocas personas saben que estos animales pueden tener: el miedo a la oscuridad.

Se trata de uno de los miedos más frecuentes en los niños pequeños, pero que los perros también pueden tener. Aunque no es un temor muy común en estos animales. Si se niegan a avanzar en un pasillo o a entrar en una habitación sin luz, no quieren pasear en una zona de la calle cuando es de noche porque está a oscuras... Si se quedan paralizados, intentan volver desesperadamente a casa o ir por otro lado es una posible señal de que le tienen miedo a la oscuridad.

Como su nombre indica, la nictofobia o miedo a la oscuridad consiste en un miedo irracional a la noche o a la oscuridad. Se trata de un temor que es generado por los riesgos que no podemos ver, pero que imaginamos que se encuentran en el lugar que está oscuro. Como cualquier fobia, se trata de un miedo que llega a ser irracional, hasta el punto en que la persona que lo padece reconoce y sabe que es un miedo exagerado sin una razón aparente.

Posibles causas

En el caso de los perros (que es común en cachorros y perros que ya son muy mayores), puede deberse, en los cachorros, a que se sienten vulnerables, porque en su etapa de socialización no se les familiarizó con la falta de luz. También este pavor puede deberse, cuando es un perro anciano, a que el animal tenga pérdida de visión.

Este miedo o fobia también puede deberse a una experiencia que haya sido traumática, la cual tuvo lugar en la oscuridad. Esto hace que el can asocie la falta de luz como algo negativo, porque le puede pasar algo malo. También puede ser una reacción de nuestro perro, que es producida porque seamos nosotros quienes tengamos miedo a la oscuridad y, sin darnos cuenta, se lo estemos "contagiando" a nuestra mascota, dado que los canes pueden percibir este tipo de miedo en nosotros.

¿Cómo ayudar a nuestro perro?

Una vez que hayamos descartado que su miedo esté relacionado con la pérdida de visión (para esto llévalo al veterinario), tenemos que trabajar para que el perro pierda su miedo a la oscuridad. ¿Cómo lo hacemos? Para lograr esto tenemos, ante todo, que tener paciencia y no forzarlo, porque podría ser peor.

Primero, tenemos que conseguir que pierda este miedo en casa, dado que se trata de un entorno seguro para nuestra mascota. Podemos probar con juegos con túneles (puedes hacer uno poniendo mantas oscuras en algunos muebles), incentivando a nuestra mascota a cruzarlos con premios.

Otra idea es apagar las luces de una habitación y encender tan solo una lámpara auxiliar. Tenemos que animar al perro a entrar en el cuarto con premios (que son un buen incentivo) y palabras de ánimo. Una vez que entre, empieza a jugar con él cerca de la luz. A medida que veas que la oscuridad de la habitación no le molesta, ve reduciendo poco a poco la luz de la lámpara.

Cuando el animal haya superado el miedo a la dentro de casa, hay que hacer que ahora lo pierda en la calle. Para lograr esto, tenemos que comenzar dando paseos al atardecer, cuando todavía no es de noche, pero la luz va desapareciendo progresivamente. Podemos incluir durante estos paseos juegos para entretener a nuestro perro y alentarlo con premios y muestras de afecto.

A medida que el animal progrese, debemos salir cada vez más tarde a pasear, hasta que sea de noche y habrá que seguir animándole con el uso del refuerzo positivo. Puede ser de ayuda ponerle a nuestra mascota un collar reflectante (que refleja la luz), ya que puede hacer que se sienta más seguro y nosotros podremos encontrarlo con más facilidad si se escapa y desorienta.