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Kathleen Folbigg: condenada por estrangular a sus 4 hijos y a punto de ser liberada gracias a 2 premios Nobel

La mujer ya ha pasado hasta 18 años entre rejas por cargos de asesinato, homicidio involuntario y por infligir maliciosamente daños corporales graves

Kathleen Folbigg, durante la vista de la revisión de su condena a principios de año / Sunday Times

Kathleen Folbigg, durante la vista de la revisión de su condena a principios de año / Sunday Times

Paco Delgado
@Delgado_LPacoRedactor de COPE

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 13:47

La vida de Kathleen Folbigg no empezó bien en cualquier caso. Nacida el 14 de junio de 1967 en algún punto cerca de Sydney, tuvo que presenciar con apenas dos años de edad cómo su padre, Tom Britton, asesinaba a su madre asestándole un total de 24 puñaladas en el cuerpo. En un primero momento, y teniendo en cuenta que Kathleen era poco más que un bebé, la niña fue trasladada a un hogar de acogida, donde una pareja se ocupó de su cuidado, al menos un año.

No tardó en que la enviasen hasta el hogar de acogida Bidura, eal oeste de Sydney y perteneciente al condado de Nueva Gales del Sur, donde la joven pasaría el resto de su juventud. Ni dos meses después del traslado la llevaron de nueva a un segundo hogar de acogida, en esta ocasión de forma permanente, al menos hasta que llegó a la adolescencia.

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Con apenas 15 años dejó el instituto para casarse con Craig Robinson Folbigg. Era 1987. En los siguientes 12 años ambos tendrían un total de 4 hijos juntos, pero ninguno de ellos vivió para dar testimonio de lo que ocurrió durante esa década.

Cuatro hijos muertos

El primero en nacer fue Caleb, el 1 de febrero de 1989. Sus padres ya llevaban dos años de matrimonio y notaron que su primogénito llegaba con un problema médico inusual. Al pequeño Caleb Folbigg le costaba respirar, hacía mucho ruido al intentar si quiera inspirar, dudas que confirmó el pediatra al diagnosticarle laringomalacia. Es un caso que suele darse en niños prematuros, y consiste en el colapso de la glotis pero, en cualquier caso, el 90% de los niños que la padecen la superan en los primeros dos años con un mero suplemento de calcio o, en el peor de los escenarios, con cirugía.

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Pero sólo 19 días después, Kathleen arropó al pequeño Caleb en su cuna para que se durmiese, sin esperar que a las 2 de la mañana su niño dejase de dormir para siempre.

Sólo un año después llegó Patrick. A consecuencia de lo ocurrido con Caleb, el marido de Kathleen decidió quedarse en casa los primeros tres meses para vigilar que el pequeño no naciese con la misma patología que su hermano. No obstante, cuando el bebé tenía sólo ocho meses, Kathleen despertó a Craig en mitad de la noche, entre gritos, para avisarle de que su hijo no respiraba. Una ambulancia se llevó al pequeño Patrick e intentó reanimarle sin éxito. Había ocurrido otra vez, solo que en esta ocasión al niño le diagnosticaron tanto epilepsia como ceguera cortical.

Un poco más duró Sarah Folbigg, que nacería el 14 de octubre de 1992, un año y medio después de la muerte de Patrick, pero que no superó el año de vida. Se mudarían entonces por segunda vez a Singleton, donde nacería el cuarto de los hijos del matrimonio: Laura. Nació un 7 de agosto de 1977 y, un 22 de febrero de 1999, los Folbigg enterraron a la pequeña.

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El diario de Kathleen

Sólo tres meses después de la muerte de la pequeña Laura, Craig descubrió algo de su esposa que lo cambiaría todo: un diario secreto. En el se recogían frases crípticas y misteriosas relacionadas con la muerte de los cuatro bebés. Tras la muerte de la segunda de sus hijas, Kathleen escribió: “No habría sabido manejar a otro como Sarah. Me ha salvado la vida por ser diferente”. En la misma línea continuaba otro comentario anterior sobre la pequeña:

“Es un bebé bondadoso, gracias a Dios, le salvará del destino que tuvieron sus hermano. Creo que le avisaron”. No obstante, meses después del fallecimiento de Laura la señora Folbigg escribió: “Con Sarah todo lo que quería era que se callara. Y un día lo hizo”. Unos comentarios que hicieron que su marido se plantease seriamente la posibilidad de que Kathleen hubiese tenido algo que ver en la muerte de los niños. Craig terminó por avisar a la policía.

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A día de hoy Folbigg mantiene que “los diarios no están pensados para que los lean otros” y que, al menos en ese tiempo, estaba convencida de que era el karma el que había tenido algo que ver con la muerte de los niños. Según recoge el Sydney Morning Heral, durante la revisión del caso el juez Reginald Blanch le preguntó por este detalle: “¿Está usted diciendo que creía que había algún tipo de poder sobrenatural que se llevó a sus primeros tres hijos y que Laura se había salvado por ser diferente?”. “Sí, entre esas líneas”, respondió.

Tres asesinatos y un homicidio involuntario

El juicio no tuvo lugar hasta 2003 y duró un total de 7 semanas, y sobre el diario giró la mayoría del caso. Concretamente en el renglón en el que Kathleen habla de “romper los nervios” en referencia a Caleb, Patrick y Sarah. La acusación se basó en ese detalle para argumentar que la madre había matado a los tres primeros pequeños en un ataque de furia y frustración por no acallar los síntomas de sus posibles patologías respiratorias.

La defensa por su parte se escudaba en que no había referencias a ningún asesinato en todo el diario y que la acusada había escrito pensamientos inconexos a raíz de la frustración que le produjo no haber salvado la vida de los niños. Según el abogado de Folbigg, los tres primeros niños habían muerto por causas naturales mientras que Laura falleció a causa de una miocarditis.

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En cualquier caso el juez halló a Kathleen culpable de tres cargos de asesinato por las muertes de Caleb, Patrick y Sarah, así como homicidio involuntario en el caso de Laura, así como un último cargo de producir maliciosamente daños corporales graves. Fue condenada a 40 años de cárcel con un máximo de 30 hasta la condicional, una pena que se redujo a 30 con posibilidad de pedir su salida de la cárcel a los 20 tras haber recurrido la sentencia en 2005.

Los científicos salen en defensa de Kathleen Folbigg.

Pero todo dio un giro de 180 grados en 2018, cuando el fiscal general de Nueva Gales del Sur abrió una consulta en el caso de Folbigg en base a una petición popular promovida en redes sociales. “La petición parece que levanta la duda o cuestiona las pruebas relacionadas con las muertes de tres o más menores en la misma familia atribuidas a causas naturales sin identificar en el procedimiento que llevó a la condena de la señora Folbigg”.

Y es que la petición presentada la firmaron tanto seguidores y grupos de apoyo a la condenada, así como figuras del mundo de la ciencia, así como dos premios Nobel. "Encontramos una mutación novedosa, nunca antes reportada en Sarah y Laura que había sido heredada de Kathleen", declaró la profesora Carola Vinuesa a la BBC. "La variante estaba en un gen llamado CALM2 (que codifica la calmodulina). Las variantes de calmodulina pueden causar muerte cardíaca súbita".



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