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El verdadero motivo de la rendición de Japón en la II Guerra Mundial más allá de las bombas atómicas

La rendición de Japón en la II Guerra Mundial podría no solo deberse a las bombas atómicas lanzadas sobre Nagasaki e Hiroshima, que implicaría también a la Unión Soviética

El verdadero motivo de la rendición de Japón en la II Guerra Mundial más allá de las bombas atómicas

EFE/The New York Times Fototeca JGB

Patricia Blázquez Serna
TwitterRedactor de COPE

Madrid

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 01:32

Las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima marcaron un antes y un después en la historia. Fue precisamente a raíz de aquellos estallidos y las decenas de miles de fallecidos, lo cual llevó a que Japón se desvinculara de la II Guerra Mundial y abandonara oficialmente la contienda. Prácticamente es la versión oficial que se maneja en los libros de historia: las bombas atómicas motivaron la rendición incondicional de Japón. No obstante, no es la única versión que se maneja y su rendición podría haber ido más allá de las bombas de Nagasaki e Hiroshima.

"Japón no se rindió por las bombas atómicas, se rindió por la invasión soviética de Manchuria", asegura el joven historiador, Daniel Murillo, en su cuenta de Twitter, quien además señala que la historiografía estadounidense busca "llevarse el mérito y dejar a la URSS fuera de la ecuación".

Una versión de los acontecimientos que hemos querido hablar con el propio historiador, Daniel Murillo, quien nos ha hablado de la versión del historiador japonés, Tsuyoshi Hasegawa. Para poder entender la situación, Murillo ha querido contextualizar el momento: "El Imperio japonés había perdido la II Guerra Mundial en la Batalla de Midway, en 1942, donde pretendían ganar la guerra hundiendo la flota americana, pero resultó ser al revés", explica el historiador. En aquel momento, el ejército japonés perdió la gran mayoría de sus portaviones y en aquel momento decidió hacer "una especie de retroceso de defensa" hasta el año 1945, cuando la situación se tuerce.

Daniel Murillo ha asegurado que Japón no tenía intención de rendirse, aunque en realidad el Gobierno sabía que la rendición "era inevitable", su única intención era retrasar al máximo aquel momento. "En 2000 años de historia, nunca se había rendido a una potencia extranjera", ha comentado. De rendirse, hubiera supuesto un duro golpe para "el honor del país". Al parecer, la intención de Japón no era otra que la de "hacer un desgaste a Estados Unidos" con el objetivo de forzar "una paz blanca". ¿Qué significa esto? Una rendición en la que Japón cede, pero también lo tendría que hacer Estados Unidos.

"Estados Unidos pretendía invadir Japón con la Operación Downfall, pero hicieron un análisis en el que estimaron que habría de 400.000 a 800.000 bajas estadounidenses", ha asegurado. Los japoneses, sin embargo, habían asumido que debían morir "al menos 20 millones de personas, tanto en el ejército, como civiles", ha continuado. Esta situación llevó a Estados Unidos a entender que la situación era un problema y que no podían permitirse tal cantidad de bajas. Fue así como optaron por lanzar dos bombas atómicas.

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Agencia EFE


¿Bombas atómicas o invasión de Manchuria?

El 6 de agosto de 1945, la bomba atómica 'Little Boy' caía sobre la ciudad de Hiroshima, acabando con la vida de 80.000 personas en el acto. A finales de año, la bomba había conseguido matar a más de 166.000 personas. Muchas de ellas por los daños sufridos por el impacto, otras por la radiación. No obstante, el estallido de esta bomba "no cambió nada la opinión del Consejo Supremo Japonés", el cual no tenía intención de rendirse tan pronto.

Tres días después, el 9 de agosto, caía el 'Fan Man' en la ciudad de Nagasaki. Se estima que fallecieron unas 75.000 personas en el momento en el que la aviación americana lanzó la bomba, duplicando esta cifra al día siguiente como consecuencia de las heridas que provocaron la radiación. No obstante, ese mismo día, el 9 de agosto, el Ejército Rojo "atacó la frontera de Manchuria", ha asegurado el historiador. "En apenas unos días destruyeron al ejército japonés y ahí es donde se plantea la cuestión", añade Murillo.

Llegados a este punto, es cuando Daniel vuelve a recuperar la figura del historiador japonés. "Japón, antes de la bomba atómica, estaba usando a la Unión Soviética como un intermediario para forzar a Estados Unidos para buscar una paz que fuese beneficiosa para ellos", asegura Murillo. "Esta idea era del ministro de Guerra japonés, Korechika Anami, quien estaba intentado hablar con Stalin para que hiciese de intermediario", continúa.

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"La cuestión se vino por los suelos el 15 de agosto, cuando sucede la invasión de Manchuria", asegura el historiador. Ahí fue cuando Japón terminó por anunciar la rendición incondicional. Eso sí, fue de la mano del Emperador Hirohito, no del Consejo Supremo, que al conocer aquella noticia trasladó su sorpresa. "En esta cuestión hay algunos que asumen que con el impacto de las bombas atómicas de Estados Unidos se rindió Japón, pero esto no es cierto", añade Daniel Murillo, ya que desde el 6 al 9 de agosto, los japoneses no cambiaron en absoluto sus relaciones con Estados Unidos. De hecho, el ministro de Guerra japonés entrevistó a un piloto de guerra estadounidense, quien aseguró que Estados Unidos tenía más de cien bombas atómicas preparadas. Algo que, evidentemente, resultó ser falso. "Con esta afirmación, el Consejo aún así, ante una amenaza de cien bombas nucleares, no pretendían rendirse", asegura Murillo.

En este sentido, apunta directamente ala invasión soviética de Manchuria. "Al destruir el ejército, Japón ya no podía hacer una defensa del país completa, porque tendría a la Unión Soviética y a Estados Unidos. Entonces se rindió", cuenta. Algo que, sin embargo, podría ser "cuestionable", ya que al recibir la noticia, el Consejo Supremo "tampoco pretendía rendirse".

El tercer factor que motivó la rendición de Japón

"Ni lo uno ni lo otro", estas han sido las palabras que ha utilizado el historiador para hablar sobre el tercer factor que motivó la rendición de Japón en la II Guerra Mundial. Después de que el Emperador presentara la rendición incondicional, Japón tuvo que "aceptar un mal menor", que era rendirse a Estados Unidos pero no hacerlo a la Unión Soviética.

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EFE/The New York Times


"Ellos sabían que la Unión Soviética no iba a permitir tener un Gobierno monárquico en Japón, sino que iban a destruir a la Familia Imperial", cuenta. Fue así como hizo un acuerdo con Estados Unidos en el que aseguraban rendirse incondicionalmente, los generales serían procesados, pero se protegería a la Familia Imperial, tanto "de los juicios internacionales como de la Unión Soviética". En última instancia, el historiador resume el conflicto: "Japón se rindió por el miedo de que a la Unión Soviética tuviese un peso importante en la Conferencia de Paz y forzase al emperador a abdicar", concluye.

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