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El cerebro del hombre también se transforma con la paternidad: La clave está en la implicación con el bebé

Una investigación del Instituto Gregorio Marañón ha concluido que, al igual que en las madres, el cerebro de los padres se va adaptando para prepararse para el cuidado del bebé

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Ana Palacios
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Redactora de informativos

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 13 abr 2023

Cuando una mujer se queda embarazada nota enseguida cambios, los del cuerpo son evidentes, pero su cerebro también se va adaptando a esa nueva maternidad. Tal y como demuestran varios estudios conjuntos de investigadores del Hospital Gregorio Marañón y de la Universidad Carlos III durante el embarazo, los cambios hormonales afectan a la química del cerebro. La corteza cerebral se va adaptando en las áreas relacionadas con la empatía.

¿Pero qué pasa con los hombres que se van a convertir en padres? En la actualidad, cada vez es más común ver a los hombres implicados en su paternidad. Y esto tiene mucho que ver con los cambios en su cerebro, también para adaptarse precisamente a ser padres.

Transición hacia la maternidad

Tener un hijo es todo un cambio vital. Impacta en todos los sentidos de la vida, nos cambia los momentos cotidianos y los más notables. Aunque el cambio es radical, lo cierto es que la naturaleza es sabia y ayuda a prepararnos para lo que va a necesitar ese recién nacido cuando llegue al mundo, crece nuestro cuidado, atención y nuestro cariño hacia ese bebé.

El cerebro se adapta, está demostrado que esos cambios que comienzan para la mujer en el embarazo, se mantienen a largo plazo, al menos hasta dos años después del parto. Los resultados de la investigación del Gregorio Marañón han mostrado que en todas las mujeres embarazadas se produce una reducción del volumen de la sustancia gris que hay entre la línea cortical anterior y la posterior, es la zona que los neurocientíficos asocian con los procesos implicados en las relaciones sociales. Esta reducción del volumen se da durante el embarazo, y no la experimentan los padres.

La pérdida de la sustancia gris no implica ningún déficit cognitivo, todo lo contrario, la plasticidad cerebral en el embarazo tiene como fin hacer que la madre adquiera los necesarios conocimientos para el cuidado de su bebé.

¿Qué pasa cuando los hombres se convierten en padres?

Que la paternidad cambia a los hombres es algo obvio. Llegan nuevas responsabilidades que son mucho más profundas de lo que podemos pensar. Y que también tiene que ver con el cerebro. A pesar de no pasar por un embarazo, para ellos también se trata de un punto de inflexión en sus vidas.

Una nueva investigación del Instituto Gregorio Marañón, cuyos resultados se han publicado en la revista “Cerebral Cortex” ha descubierto que el cerebro del hombre se transforma, como ocurre con el de la madre. La plasticidad cerebral prepara a ambos para el cuidado del bebé. Los cambios en los hombres son más sutiles y están centrados en regiones que tienen que ver con la empatía, pero no en las regiones más instintivas, como la del sentir placer o deseo de estar en contacto con su bebé nada más nacer.

Susana Carmona forma parte del equipo de Neuromaternal, que estudia los cambios del cerebro asociados al embarazo y la maternidad y paternidad; y es una de las investigadoras del Instituto Gregorio Marañón que ha sacado adelante este último estudio. Explica a COPE que: “mientras que todas las madres cambian durante el embarazo, y de forma muy pronunciada, el cambio de los hombres es menor y más variable, es decir, no sucede en todos. Eso tiene que ver con la interacción con el bebé. Los estímulos del niño cambian el cerebro del hombre, y cuanto más tiempo pasa con su hijo más grande es el cambio”. Todo apunta a que la clave es la implicación.

Reacción del hombre ante las ecografías y el llanto del bebé

Está estudiado que el cerebro del hombre cambia una vez tiene relación con su bebé, es decir, tras el parto, pero, ¿no hay ninguna modificación anterior? Aunque los estudios aún no son concluyentes, los investigadores creen que sí. Susana Carmona nos explica que: “los humanos tenemos proyección a largo plazo”. Por eso no es descabellado pensar que cuando un hombre mira la ecografía de su hijo le aumenta la oxitocina, es decir, su concentración, lo que les provoca un aumento del bienestar y una reducción del estrés. A la oxitocina se la conoce como la hormona del amor, de la tranquilidad. Algo que no les sucede cuando ven las imágenes de otros niños.

En cuanto al llanto del bebé, es un estímulo al que la mujer lleva preparándose muchos meses, en concreto 9 meses. En muchas ocasiones vemos que a los padres les cuesta más reaccionar ante ese “ruido”. Según la investigadora Susana Carmona: “lo que sucede es que la mujer cuando ha dado a luz ya tiene el cerebro preparado. Mientras en un hombre la transformación cerebral comienza una vez nace el bebé”. Hay que dar tiempo al padre y también implicarle. Aunque la investigadora advierte: “que su biología no se lo haya marcado todavía, no es excusa para que no reaccione y se implique, porque la cultura también cambia el cerebro, las nuevas generaciones han aprendido a estar más implicados”.

Otros síntomas en los padres

Pocos saben que es el síndrome de la “covada”. Pero son algunas manifestaciones que los hombres pueden “sufrir” durante el embarazo de su mujer y que les hacen experimentar síntomas parecidos a los de una mujer durante la gestación. Son una minoría, pero hay hombres que durante esos 9 meses sufren náuseas o mareos, incluso cambios de humor constantes. Los futuros padres también pueden coger peso como si fueran ellos mismos los que están embarazados.

Eso durante el embarazo, porque tras tener el bebé, se habla también de que hay hombres que sufren “depresión postparto”, un sentimiento de abatimiento, que no tendría que ver con las hormonas, sino con el cambio radical en su vida. Para la doctora Susana Carmona es importante que se visualice que los hombres también pueden tenerlo: “en muchos casos va asociado a la pareja, cuando hay depresión es común. Pero hay otros factores como es la falta de apoyo social, la situación socio-económica o la falta de sueño.

El gran problema para la investigadora de la depresión postparto es el mismo nombre que se le pone: “tal vez tendríamos que llamarlo depresión perinatal, que es el momento que coincide con la llegada del hijo. Al llamara postparto damos por hecho que sólo ocurre en la mujer”.


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