El ocio nocturno ha sido uno de los sectores más castigados por la pandemia, y para muchos los auténticos responsables de algunas de las olas de contagio que hemos padecido en España.

En apenas unos días (el 14 de agosto) se cumple un año desde que el Ministerio de Sanidad, entonces gestionado por Salvador Illa, hoy jefe de la Oposición en Cataluña, acordó junto a las Comunidades Autónomas cerrar el ocio nocturno en todo el país ante el avance de los casos de covid-19 que se estaban produciendo ante la relajación de las restricciones para salvar la campaña de verano 2020.

Una medida que afectaba a discotecas, salas de baile y bares de copas con y sin actuaciones musicales en directo. Desde aquella decisión conjunta, se podía decir que los negocios de ocio nocturno no levantan cabeza.

Para buena parte de los propietarios de estos negocios, las administraciones no han actuado con la previsión suficiente una vez se decretó el final del Estado de Alarma, ya que la relajación de las medidas ha desembocado en la celebración de fiestas y botellones ilegales entre la gente joven, mientras que los establecimientos que se ajustan a la normativa vigente están pagando las consecuencias del incremento de contagios.

Buena parte de los negocios nocturnos están en la quiebra, mientras las ayudas públicas brillan por su ausencia. Las concedidas hasta ahora apenas cubren el 6% de las pérdidas y gastos.

Tal y como recuerdan desde ‘España de Noche’ a COPE, los locales llevan pérdidas acumuladas de unos 250.000 euros en el caso de los bares musicales y de hasta 550.000 euros si nos referimos a las discotecas. La facturación actual de los locales que heroicamente abren cada día sus puertas pese a las restricciones no alcanza ni el 20%.

Estas cifras se traducen en cierres totales de locales de cerca del 43%, de los 16.500 locales de ocio que había antes de la covid-19, quedan poco más de 9.400, es decir que han cerrado definitivamente unos 7.000, apuntan desde ‘España de Noche’ a esta casa.

Así las cosas, la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos estima que la caída en facturación del sector es del 84%, con pérdidas que ascienden a los 12.600 millones de euros y 90.000 empleos destruidos.