El cannabis es la droga ilegal a la que más recurren los jóvenes en España. Su consumohabitual trae consecuencias tanto en la salud como en las relaciones sociales. A pesar de ello, más de dos de cada diez personas de entre 15 y 24 años la ha tomado en el último año y más del 15% en el último mes. El consumose ha normalizado entre los jóvenes, aunque más de la mitad de ellos reconoce que el peligro asociado a la sustancia es bastante o muy alto.

Carlos es un joven de 22 años que consume marihuana. Lo probó por primera vez con 17 años una noche de fiesta para probar algo nuevo. Desde ese día fumaba con sus amigos de vez en cuando y no fue hasta los 20 años cuando empezó a consumir diariamente. Es consciente de los riesgos que tiene y de las consecuencias que puede afectar a su salud, pero aun así no tiene en mente dejarlo. Lo prefiere antes que el alcohol por el sentimiento de evasión que le produce.

Él es una de los tantos jóvenes que consumen marihuana en España, la droga ilegal más popular en el país. De hecho, es el segundo de la Unión Europea con mayor consumo por detrás de Francia, según datos de 2020 del Centro Europeo para el Control de las Drogas y la Adicción. En 2022 el 22,6% de los jóvenes entre 15 y 24 años consumieron cannabis en el último año y el 17% en el último mes, atendiendo a la encuesta sobre alcohol y otras drogas en España del Ministerio de Sanidad.

El consumo está cada vez más normalizado, aunque eso no quiere decir que los jóvenes no sean conscientes de los riesgos que supone. De hecho, el 55,8% cree que el peligro es bastante o muy alto. “La gente joven está muy informada sobre la sustancia y sus riesgos”, asegura la directora de Fundación FAD Juventud, Beatriz Martín. Internet es la principal fuente de información (56%) sobre el cannabis para los jóvenes. Además de amigos o conocidos en general (28,7%) y de amigos que consumen (25,7%).

Consecuencias del consumo

El cannabis tiene consecuencias tanto en la salud como en las relaciones sociales. “Cuando el consumo es mantenido y se genera incluso una dependencia, podemos hablar de que se empiezan a provocar efectos en diferentes áreas de la persona, ya sea a nivel personal, familiar, social, laboral, académico”, explica el psicólogo, José Antonio Molina, con más de 25 años de experiencia en tratamiento de personas con adicción.

Entre los impactos que tiene en la salud destacan las consecuencias de la marihuana en el desarrollo del cerebro, por ello, el consumo en edades tempranas es más peligroso. A corto plazo tiene un efecto en la atención, la memoria, la percepción del tiempo y en la coordinación. El cannabis también influye en la salud mental y puede causar trastornos de personalidad y emocionales como ansiedad y depresión. Además, los consumidores habituales tienen más probabilidades de presentar psicosis temporal o trastorno de larga duración como la esquizofrenia.

“Tiene consecuencias claramente sociales también, en las trayectorias vitales de las personas. Las relaciones son un punto de conflicto significativo tanto con la pareja y familia como con amigos, genera un peor rendimiento académico, más problemas de memoria e impactos en la salud mental”, explica Martín. El psicólogo José Antonio Molina coincide y afirma que el consumo continuado afecta a diferentes áreas de la persona a nivel personal, familiar, social, laboral, académico o de pareja. A pesar de estar relacionado con un consumo social, realmente dificulta las relaciones personales del adicto.

“El propio consumo es un ejercicio social, no solamente tiene que ver con una decisión personal, afecta mucho y tiene que ver con la influencia de grupo”, afirma la directora de FAD Juventud. De hecho, el 25% de consumidores experimentales lo hace porque también consume su grupo de amigos. “Si comparamos los datos de 2020 y 2021 con la pandemia y las restricciones sociales, vemos efectivamente bajó el consumo, por eso se ve claramente que existe una relación importante con el ocio, la diversión y la socialización”, añade Martín.

Motivos del consumo

Los consumidores habituales lo hacen principalmente para relajarse (38,6%), para evadirse (33,5%) y para divertirse (25,6%), mientras que los motivos de los que lo hacen de forma experimental son los mismos pero en diferente orden: pasarlo bien (39,5%), relajarse (32,8%) y evadirse (26,7%), según un estudio de 2022 de la Fundación FAD Juventud.

“Los jóvenes recurren a la marihuana para obtener un efecto relajante, una evasión de los problemas que tienen o porque les facilita el sueño”, explica Molina.

La edad de inicio está en torno a los 15 años y en ese momento el consumo está muy relacionado con las ganas de experimentar la diversión y las influencias que tenga la persona. “No solamente tiene que ver con una decisión personal, sino que afecta mucho lo que está bien o mal visto, la presión de grupo, el consumo social”, afirma Martín.

Prevención y ayuda

La prevención desde el entorno del joven es fundamental para evitar el consumo. “La familia es el primer factor de protección, junto con la escuela. En el colegio se tienen que hablar mucho de estos temas porque son entornos muy seguros y en los que se habla mucho con los padres”, explica Martín. Según los expertos, se debe empezar a concienciar sobre los riesgos desde que los niños son pequeños. Al principio sin mencionar directamente las sustancias y posteriormente hablando más abiertamente sobre ellas y sus peligros.

“Hay que trabajar mucho la parte emocional y el pensamiento crítico, para entender el sentido que tiene el cannabis, qué problemas genera en la vida. Y trabajar mucho la presión de grupo y las influencias sociales para que no afecten tanto”, añade la directora de FAD Juventud.

Una vez que la persona ya presenta una adicción el papel que tienen tanto la familia como los amigos es fundamental para ayudar a que se deje de consumir, se debe hablar con ella y prestarle apoyo. “Indicar que estamos ahí para poder ayudarle, decirle lo bien que está cuando no está consumiendo, no tapar las consecuencias del cannabis, pero siempre desde una posición de apoyo”, explica Molina.