La Generalitat de Cataluña ha frenado el proceso de adopción de un niño acogido de forma temporal por una familia de Barcelona hace tres años, cuando tenía 11 días de vida, que ahora quiere quedarse con el menor de forma definitiva por el vínculo emocional que ha generado la convivencia.

La pareja había decidido recurrir a los tribunales para pedir la paralización de la adopción, pero la Generalitat ha decido frenar el proceso, por lo que de momento el niño seguirá en la casa en la que ha vivido toda su vida, según ha informado La Vanguardia y han confirmado a EFE fuentes del Departamento de Derechos Sociales.

Recientemente, se había comenzado el proceso preadoptivo, un trámite que no significa que ya hubiera una familia asignada sino que se había iniciado el estudio para valorar las opciones que los profesionales de atención a la infancia consideran mejor para el bienestar del niño.

El caso de Sara y Tomás -nombres ficticios- tiene como escollos que se comprometieron a una acogida de urgencia, con un plazo de unos seis meses que finalmente se ha prolongado en exceso hasta los 3 años, y que ambos tienen, según La Vanguardia, 53 años de edad.

Según la ley, para poder adoptar la diferencia de edad entre adoptante y adoptado no puede ser superior a 45 años, lo que no se cumple en este caso.

Con el proceso preadoptivo frenado de momento, el Instituto Catalán de Acogida y Adopción (ICAA) ha fijado una reunión con los representantes de los padres en las próximas semanas para poder encontrar una solución.

Sara y Tomás llevan años actuando como familia de acogida, con siete niños acogidos antes del actual, pero en los anteriores casos no había transcurrido un periodo tan largo de tiempo, de tres años.

En este sentido, el Departamento de Derechos Sociales ha querido mencionar que "valora y agradece la labor que ha llevado a cabo la familia en los diversos acogimientos que ha realizado en los últimos años".