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¿Qué hacer con los niños en verano? 4 de cada 10 familias no pueden conciliar trabajo y vacaciones escolares

Los niños españoles son los menores europeos que más vacaciones tienen en esta época del año, lo que resulta un problema para muchos padres que no saben qué hacer con ellos

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Ana Palacios
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Redactora de informativos

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 00:26

Los niños españoles son los europeos que más tiempo libre tienen en estas fechas, 11 semanas, o mejor dicho 78 días de vacaciones de verano. Para muchos padres, esto se convierte en un problema. 4 de cada 10 no tiene más de 15 días de vacaciones, un mes en el mejor de los casos y por ello el periodo estival es fuente de estrés para muchas familias, que tienen que hacer malabares para que sus hijos no se queden solos. Las soluciones favoritas son los campamentos y los abuelos.

Llegan las vacaciones, ¿y ahora qué?

La mayoría de las familias no tienen tantas vacaciones como sus hijos. Según un estudio realizado por Lingokids, el 40 por ciento de los padres sólo tienen entre 7 y 15 días de vacaciones de verano, por lo que les resulta imposible conciliar la vida familiar. Y más, si tenemos en cuenta que los niños españoles son los menores europeos que más vacaciones tienen en esta época con más de dos meses de parón estival.

Sólo el 11 por ciento de los progenitores puede disfrutar de vacaciones durante todo el verano, suelen ser padres dedicados a la docencia. Y hay un 24 por ciento de padres y madres, que pueden pasar un mes completo sin trabajar, normalmente en agosto. Aun así, tienen que cuadrar el mes de julio y las semanas de junio y septiembre donde no hay clases.

Buena parte del dinero que las familias ganan en estos meses de verano van destinados a las actividades de sus hijos durante las semanas que no coinciden en las vacaciones. Àngels Ponce es terapeuta familiar: “lo que tenía programado económicamente para vacaciones, lo tengo que distribuir entre el campamento de los niños y los días de playa, por eso mucha gente acaba renunciando a sus planes y buscando algunos más económicos. Muchas familias tienen la sensación que trabajan para que sus hijos estén atendidos en esta época. Lo que provoca estrés y tristeza”.

Esta época del año es uno de los momentos más duros para muchas familias, porque en mayo es cuando salen las plazas de los campamentos y sus precios. El problema de muchas familias es económico.

La estrategia de las familias: campamentos de verano y abuelos

El problema de muchas familias es económico. Ya en mayo salen las plazas de los campamentos y los precios y el ingenio de los padres se agudiza estos días. Las estrategias son múltiples. Está la opción de los campamentos, que hay de todos los tipos: temáticos, de idiomas, de deportes. Podemos enviar a nuestros hijos fuera de casa 15 días; o por horas y con comedor simulando el horario escolar. Según el estudio, más de la mitad de las familias, el 56 por ciento, contratan un campamento de verano para sus hijos. El coste de los campamentos dependerá del número de semanas que enviemos a nuestro hijo, pero de media están entre los 300 y los 750 euros. Mientras un campamento urbano nos va a salir entorno a los 80 euros y los 250 euros la semana.

La segunda alternativa más común para las familias españolas es la de recurrir a los abuelos u otros familiares. Hacen las veces de canguro y además es la opción más económica para los padres. En muchos casos, y cuando es posible y tienen, se los llevan al pueblo.

Si no podemos contar con los abuelos, existen también cuidadores profesionales. Muchas familias recurren a ellos, cuando ya no les queda ni la alternativa de los campamentos o porque les sale más barato si tienen más de un hijo, algo que hace el 9 por ciento.

Y la última alternativa sería, vacaciones repartidas. Una estrategia que utilizan muchas familias para intentar cubrir el máximo días de las 11 semanas de vacaciones escolares. El problema es que esto hace que muchos padres y madres lleven años sin coincidir las mismas fechas.

El caso de Jorge, con dos hijos de 7 y 5 años

Todos los años a inicio de curso, Jorge y Beatriz hacen juntos un calendario anual de fiestas para intentar cuadrar sus vacaciones con las de sus hijos: “tengo 22 días anuales y mi mujer depende de cada año. Lo que hacemos es plantear las vacaciones de los niños con las nuestras y cómo podemos hacer para que coincidan e ir todos juntos”. Jorge nos cuenta que hacen encaje de bolillos.

Sus hijos terminan el colegio el 22 de junio. Este año irán, como ya lo hicieron el año pasado, a un campamento hasta agosto. El horario del campamento es de media jornada, de 09.00 a 14.00. A esa hora Jorge les recogerá para comer en casa, y luego la idea es que llegue su mujer y se encargue de los niños toda la tarde mientras él termina de trabajar: “mi mujer es funcionaria y en verano se puede coger el horario reducido, entra antes y así puede salir también antes”. Esto no les sale gratis: “la gracia nos sale a nosotros por unos 1.200-1.400 euros, y sin comida. Si ya les dejas al comedor y alargas por la tarde se te puede ir hasta los 2.000 euros”.

Arreglado junio y julio, se organizan para agosto. Su idea es pasar al menos unos días juntos. Beatriz tiene todo agosto, pero Jorge este año puede librar seguidas sólo las dos primeras semanas, la tercera semana de agosto la trabaja, y la última se la divide en dos, parte trabaja y otra parte se vuelve a ir de vacaciones: “yo solo tengo 22 días de fiesta anuales, y no me las puedo coger todas en agosto, porque luego me quedo sin Navidades”.

En septiembre, el colegio de sus hijos comienza el día 5, por lo que no suelen tener muchos problemas, pero Jorge nos ha contado que aun así tienen que volver a tirar de campamento: “el día puede salir por 60 euros los dos niños, aunque otra vez a media jornada”.

¿Que se podría hacer para evitar este problema cada año?

A día de hoy la única solución que tienen las familias es la de tirar de los abuelos o gastar dinero en los campamentos. Pero se podría hacer mucho más. Según Ponce: “se podrían mantener las escuelas abiertas, con un cambio de ritmo y actividades”. Una idea pensada especialmente para esas familias que tienen dificultades económicas y que la temporada de verano es una gran oportunidad para traer dinero a casa: “pero se encuentran con el problema de donde dejar a sus hijos y no tienen dinero para pagar un campamento de verano. El drama de todo esto es que muchos niños se quedan solos en casa, a lo que se suma que son menores que durante el año comen de la beca comedor”.

Desde el lado de las empresas también se podría favorecer la flexibilidad. Permitir que los que tienen hijos menores de edad tengan prioridad a la hora de elegir sus vacaciones, favorecer la media jornada “e incluso hay ya empresas que contribuyen económicamente por medio de cheques a los campamentos de los hijos de sus trabajadores”, explica Ponce. Otro modelo de flexibilidad es el teletrabajo: “desgraciadamente tenemos una cultura laboral muy rígida y antigua, creemos que la presencialidad aumenta la productividad, pero eso es un mito”. Si el trabajo te impide conciliar el cuidado de los hijos e hijas, puedes negociar la posibilidad de teletrabajar con tu empresa.

¿Tener hijos te da preferencia para coger vacaciones?

Lo cierto es que el Estatuto de los Trabajadores no da prioridad a los trabajadores con hijos para elegir cuándo quieren disfrutar de sus vacaciones. En la normativa no hay distinción alguna entre ellos y los que no tienen hijos/as a su cargo. Pero siempre debes mirar el convenio de los trabajadores de tu empresa para ver que dice.

Además, existe jurisprudencia al respecto. Por poner algún ejemplo en una sentencia del 10 de marzo de 2004 de la Audiencia Nacional sentó precedente al otorgar prioridad a los trabajadores con cargas familiares, otorgándoles preferencia para descansar durante los periodos de descanso escolar. O una sentencia del Tribunal Supremo del 7 de enero de 2020, donde se estipula que, si un trabajador ha tenido siempre libertad a la hora de elegir sus vacaciones, esta se ha convertido en un derecho que no se puede modificar. Es decir, la empresa no puede comenzar a imponer las fechas de vacaciones a sus trabajadores si antes estos las han escogido siempre libremente. En este caso, se convertiría en un beneficio que la empresa otorga a sus empleados.





















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