Con el invierno, llega también la época del año en la que es más fácil caer víctima de las enfermedades. Una de las más habituales, a la par que molestas, es la gastroenteritis. Si quieres descubrir a fondo este mal que afecta a nuestro estómago, y por qué lo padecemos, acompáñanos en las siguientes líneas.

Para empezar, hay que conocer la definición técnica de la gastroenteritis. Según esta, nos encontramos ante una infección o inflamación de la mucosa que tenemos en el estómago y el intestino. A partir de aquí, podemos profundizar en materia.

¿Por qué tenemos gastroenteritis?

La culpa la tienen los virus, los parásitos y las bacterias. Si contaminan alimentos y bebidas, e incluso los utensilios que usamos para comer, se pueden transmitir a una persona. También puede haber transmisión, de una persona a otra, por contacto directo. Así, estos virus, parásitos y bacterias son los que luego están presentes en las heces del infectado.

¿Cuáles son los síntomas de la gastroenteritis?

Lo más característico es la diarrea. Es decir, hacer más deposiciones de las normales (tres al día es el número más o menos estipulado como límite) y que la consistencia de estas disminuya. A veces, la diarrea puede contener sangre, moco, pus y alimentos no digeridos.

También se pueden sufrir dolores abdominales, vómitos y náuseas. A la par que fiebre y dolor de cabeza: el malestar es inevitable. Si todo va bien y el cuadro no es muy agudo, la gastroenteritis desaparece a los pocos días con normalidad.

¿Quiénes son más propensos a la gastroenteritis?

Los niños, los ancianos y aquellas personas con un sistema inmunológico débil (defensas bajas) son más vulnerables a la enfermedad. Por tanto, hay que tener especial cuidado en sus casos. Aunque tampoco podemos olvidarnos de los viajeros y los residentes en centros de acogida u hospitales, entre otros.

Los virus más comunes de la gastroenteritis

Rotavirus, norovirus, adenovirus entérico y astrovirus afectan en especial a los niños. Eso sí, el primero también puede afectar a los adultos y el segundo puede infectar a personas de todas las edades. Los dos últimos sí están más asociados a la etapa infantil.

¿Qué hay que hacer para tratar la gastroenteritis?

Lo más importante es que el paciente no sufra deshidratación. Para ello, debe beber muchísimo líquido, aunque evite comer en algún momento de la enfermedad. Los sueros orales son una buena solución a la hora de reponer el agua que hemos perdido. Las bebidas carbonatadas (con gas) y el agua con bicarbonato y sal también ayudan.

Una vez que se empiece a mejorar, la dieta alimenticia debe ser blanda: arroz, pollo a la plancha, yogur líquido, jamón de York, plátano, manzana…

¿Cómo prevenimos la gastroenteritis?

Hay que tener mucho cuidado con alimentos como la mayonesa, la nata y los huevos. También con los pescados y mariscos que se ingieren crudos. El huevo, por ejemplo, puede tener salmonella si pasa mucho tiempo desde que el producto se elabora hasta que se consume.

Los helados son otro comestible que puede dar pie a la gastroenteritis. Sobre todo, en verano, cuando pueden estropearse con más facilidad. Por último, el agua, si no está tratada, puede ser un foco más para producir la gastroenteritis. Una enfermedad engorrosa por la que todos hemos pasado alguna vez y que ahora conoces más y mejor gracias a este repaso y a nuestros consejos.