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Así funciona la nueva herramienta basada en el reconocimiento facial que ya prueba la Policía Nacional

En un principio solo se usará en investigaciones de delitos graves, pero el empleo de estas tecnologías biométricas sigue generando polémica en cuanto a la protección de datos

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Tiempo de lectura: 3'Actualizado 02 feb 2023

La Policía Nacional, la Guardia Civil y el resto de cuerpos de seguridad regionales (excepto la Ertzaintza, ya que su base de datos no está conectada con el resto) pronto tendrán a su disposición una nueva herramienta para combatir el crimen: un sistema automático de reconocimiento facial. Por el momento, el programa ABIS (siglas en inglés de sistema automático de identificación biométrica) se encuentra en fase de pruebas y constituyendo su base de datos, según ha declarado el Ministerio del Interior.

El sistema, desarrollado por la empresa francesa Thales, utiliza inteligencia artificial para identificar a sospechosos en pocos segundos a partir de cualquier imagen. ¿Cómo funciona esto? El programa coteja la imagen introducida por los agentes, sacada por ejemplo de una cámara de seguridad, con las fotografías disponibles en el sistema para buscar coincidencias. En primer lugar, busca y ubica en qué parte de la fotografía hay una cara. A continuación, aplica un algoritmo a ese rostro para obtener un patrón que lo represente y lo distinga de los demás. Los sistemas de inteligencia artificial permiten buscar ese patrón, que es único para cada individuo y que no varía con el paso de los años.

La base de datos con la que contará la herramienta será de unos cinco millones de fotografías de detenidos y sospechosos que ya estaban fichados, según Interior. La idea es que a ese fondo de datos se irán las fotos de quienes sean arrestados desde el momento en el que se empiece a utilizar el sistema. En ningún caso, indican desde la Policía Nacional, se podrán usar registros de bases de datos civiles, como la que contiene las fotografías de los DNI.

Una vez que esté lista esa base de datos, se desplegarán estaciones de trabajo en los servicios centrales de la policía científica para que prueben su uso con casos reales. Interior lleva al menos tres años trabajando en el proyecto, que ha sufrido varios retrasos por culpa de la pandemia, pero parece que todavía quedan meses para que se ponga en marcha oficialmente.

Hasta el momento, la Policía contaba con dos principales herramientas para identificar sospechosos, el análisis de huellas dactilares y el de ADN. El reconocimiento facial abrirá una tercera vía no tan invasiva como las anteriores, ya que no necesita muestras físicas del sujeto. Simplemente con una descripción o alguna imagen será posible iniciar una vía de investigación. De todas formas, no se dependerá únicamente del sistema biométrico para determinar si realmente se trata de un sospechoso o no. Será siempre una persona, y no el ordenador, quien corroborará si hay o no parecido. En un segundo paso, si se quiere validar al candidato para la investigación o su detención, se procederá a hacer un estudio forense, igual que sucedía hasta ahora con las huellas dactilares o el ADN.

El reconocimiento facial ya es habitual en otros países

La aplicación de sistemas automáticos de reconocimiento facial en investigaciones policiales está empezando a calar en Europa. Varios países, como Francia, Holanda o Alemania, han realizado pruebas piloto o ya cuentan con herramientas en uso. Esta tecnología se empezará a usar a principios del año que viene en las fronteras de la UE para registrar solo a los ciudadanos no comunitarios que entren en territorio comunitario. En el Reino Unido se ha dado un paso más y la policía ha colocado furgones con cámaras dotadas con sistemas de reconocimiento facial en las bocas del metro de Londres.

Fuera de las fronteras de Europa, China, sin duda, se lleva la palma en cuanto a avances en el uso de tecnologías biométricas. Las grandes ciudades del gigante asiático están inundadas de cámaras que cuentan con sistemas de reconocimiento facial en vivo capaces de encontrar a cualquier ciudadano en cuestión de horas.

La controversia con este tipo de tecnologías biométricas

En cuanto esté listo el sistema español, se empleará en investigaciones policiales, en un principio solo en el caso de delitos graves. Interior asegura que en ningún caso se usará para el reconocimiento en vivo de personas en espacios públicos.

Precisamente, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) está en contacto con Interior para estudiar el impacto que podría tener el programa ABIS en materia de privacidad de los datos. La agencia deberá determinar si el tratamiento de este tipo de datos personales supone o no un riesgo tolerable para los derechos y libertades de los ciudadanos. También deberá intentar establecer si la policía puede quedarse para siempre con esos datos faciales o se deben aplicar límites temporales, o quién puede tener acceso a esos datos.

Entre los principales riesgos del uso de estas tecnologías biométricas, está que los algoritmos fallan. Y es que no es lo mismo que se equivoque al recomendarte una película o un restaurante que identificando a un sospechoso. El del estadounidense Robert Williams es el primer caso documentado de detención irregular por culpa de un sistema de reconocimiento facial: la herramienta lo confundió con otra persona y la policía lo detuvo directamente sin comprobar si se parecía al sospechoso.

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