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3ª FERIA DE SAN JORGE

Cara para El Cid y cruz para Clemente en el cierre de la feria de San Jorge en Zaragoza

El sevillano corta una oreja mientras el francés escucha los tres avisos en el sexto. Borja Jiménez se va de vacío.

Desplante de El Cid durante su actuación este martes en La Misericordia de Zaragoza

Desplante de El Cid durante su actuación este martes en La Misericordia de ZaragozaEFE

Paco AguadoAgencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 24 abr 2024

El diestro sevillano El Cid y el francés Clemente vivieron, en apenas media hora, la cara y la cruz de la fiesta de los toros durante la corrida celebrada hoy en Zaragoza, con el triunfo del primero ante un soberbio ejemplar de Ana Romero y el fracaso del segundo, al escuchar los tres avisos, con el último de esa misma divisa.

El lado positivo de la tarde lo propició la bravura, la clase y la profundidad del cuarto toro, un cárdeno entrepelado de hondas y perfectas hechuras santacolomeñas que le cupo en suerte, como suele ser norma, a Manuel Jesús Cid, que apenas perdió el tiempo con un primero de lote sin apenas fuerza en los riñones.

Pero lo de Marinero, que así se llamaba el excelente cuatreño de Ana Romero, fue otra historia, porque no solo tuvo energía de sobra sino que la empleó además para repetir incansable sus profundas y entregadas embestidas a la muleta del veterano diestro de Salteras, que tuvo la honradez de sacárselo directamente a los medios, donde más podía lucir.

La faena se jaleó con fuerza en los tendidos, más allá del calado y la profundidad de los pases, pues El Cid hizo un esfuerzo por estar al mismo nivel de esas embestidas, lo que logró en momentos puntuales, más aislados en la primera mitad de la obra y algo más concretos en adelante, cuando el animal fue templándose todavía más.

Basado, salvo una desajustada tanda con la derecha, en el toreo al natural que siempre se le cantó a este torero, el trasteo mantuvo el interés básicamente por la calidad del de Ana Romero, que no cambió su voluntad de embestir hasta el final fuera cual fuera la velocidad y la profundidad con que le pasara El Cid, que no siempre fue la misma.

Aun así, el tendido zaragozano vibró con el encuentro de ambos, sin hacer mayores distingos, salvo a la hora de valorar a uno y a otro, pues pidió muy efusivamente para el torero una segunda oreja que tampoco ameritó una estocada poco contundente, y se olvidó de solicitar para el toro una más que merecida y justa vuelta al ruedo en el arrastre.

Fue ya después de la euforia cuando la tarde giró hacia el lado oscuro, con un sexto toraco de 618 kilos, absolutamente fuera del tipo y de la genética de su encaste. Y así pasó que, parafraseando a Rafael El Gallo, "lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible": "Mariscador" resultó declaradamente manso.

Distraído de los capotes, huyó luego despavorido del castigo en varas, aunque derribara en una ocasión abusando de su volumen, se hizo el amo del ruedo en banderillas y se negó no solo a humillar sino a tomar una vez la muleta con un mínimo celo, para infortunio del pelirrojo torero francés.

Pero el verdadero problema llegó en la suerte suprema, en la que Clemente, ante la falta de mayor ayuda de su cuadrilla, se vio incapaz de clavar el acero más que unos pocos centímetros en numerosos intentos, hasta que, una vez que sonó el segundo aviso, acabó por desistir y dejar que sonara el tercero que devolvía al mansazo a los corrales.

En el turno anterior Clemente había dejado algunas muestras de su buen concepto del toreo, con un cinqueño también medido de fuerzas al que logró asentar con temple para poder ligarle un par de breves pero estimables series de naturales, tras las que el cardenito acabó por aburrirse definitivamente.

Borja Jiménez, por su parte, se llevó para empezar una fuerte voltereta, pero sin mayores consecuencias, al intentar un quite con el primero de El Cid, para después ponerle un infructuoso tesón al voluminoso remiendo de Núñez del Cuvillo, que apenas tuvo medias y sosas arrancadas, y un cuajado quinto de Ana Romero que, noble y muy medido de fuerzas, necesitaba más suavidad que la que aplicó el joven sevillano.

FICHA DEL FESTEJO

ZARAGOZA, martes 23 de abril de 2024. 3ª de Feria. Algo más de un cuarto de plaza.


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Cinco toros de ANA ROMERO y un remiendo de NÚÑEZ DEL CUVILLO (2º). Los titulares, muy armados y con gran desigualdad de volumen, también resultaron muy dispares en cuanto juego, con un sexto muy manso y un cuarto de brava clase. El remiendo de Cuvillo, cinqueño y voluminoso, deslucido por sus escasas fuerzas..


EL CID, silencio tras aviso y oreja con petición de la segunda tras aviso y dos vueltas.

BORJA JIMÉNEZ, silencio tras aviso y ovación.

CLEMENTE, vuelta tras leve petición y silencio tras tres avisos.

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