Saúl Jiménez Fortes pretende así recaudar fondos para sufragar cursos, conferencias y coloquios que ayuden a los jóvenes galenos a poder especializarse en una rama tan exigente como es la medicina taurina.

Para ser un "ángel de la guarda de los toreros", como se les conoce a los médicos que con su trabajo ayudan a salvar vidas cuando sobrevienen las cornadas, hay que ser muy rápido a la hora de trabajar, y para ello son necesarios conocimientos y experiencia para saber cómo actuar en función de la parte del cuerpo afectada.

Y Fortes es un torero que ya sabe lo que es que un doctor le salve la vida en una enfermería, un hombre que ha saboreado la hiel del toreo con algunas cornadas espeluznantes como las que recibió en el cuello en Madrid y Vitigudino (Salamanca) en 2015.

Esta temporada la ha cerrado en blanco debido, precisamente, a las complicaciones derivadas de una fractura de peroné que se produjo tras ser cogido en Las Ventas a finales de 2018, una lesión que derivó en una osteomielitis (infección de huesos) aguda en tibia, peroné y astrágalo, y por la que ha tenido que pasar por el quirófano en varias ocasiones.

Pero su vocación y desmedida afición ha hecho que, pese a no enfundarse en todo el año el terno de luces, el malagueño haya querido tener el gesto de organizar una capea solidaria destinada a aficionados de todas las edades, niños y mayores, para que, además de disfrutar de una mañana taurina, aporten su granito de arena para ayudar a la formación de los médicos taurinos del mañana.