La pandemia ha recordado que los riesgos ambientales o las preocupaciones sociales, que hasta hace relativamente poco se consideraban un "elemento colateral", se han convertido en "elementos centrales", ha asegurado la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera.

Ribera ha indicado que estos elementos han pasado a ser "quizá los más importantes a la hora de ponderar adecuadamente cuáles son las respuestas que se necesitan si uno quiere tener éxito desde el punto de vista del cumplimiento de objetivos, del emprendimiento y consecución de aquello que pretende, desde el punto de vista del éxito económico o desde el punto de vista de la estabilidad en nuestros emprendimientos".

La vicepresidenta tercera, quien ha inaugurado este miércoles las Jornadas de Sostenibilidad de Red Eléctrica de España (REE), ha declarado que la empresa "se debe a sus accionistas" y, como sociedad anónima, se debe "al interés general con su papel social importante en la transformación del conjunto de personas, que en un determinado momento son aquellos sobre los que aspira a generar un mayor bienestar".

Se trata, ha dicho Ribera, de un "momento complicado" en el que "entendemos por qué gana peso como activo y como desafío los principios de orientación ambiental, social o de buena gobernanza en cualquier empresa u organización".

"Entendemos por qué no sólo deben integrar la decisión estratégica de cualquier organización y que es conveniente aprender reportando, informando o mejorando e identificando dónde pueden estar los desafíos pendientes, los riesgos que hasta ahora a veces no se veían con total claridad y con el tiempo aprendemos a identificar adecuadamente", ha precisado Ribera.

Todo ello, ha añadido, "construyendo un futuro diferente a aquel que aparece en las referencias de probabilidad, como un futuro complejo superando los límites ambientales, la carga del planeta o gestionando tensiones, que pueden tener consecuencias sociales enormemente dolorosas".

Por tanto, "con una hoja de ruta cargada de desafíos en una década cargada de turbulencias, donde hemos aprendido a vivir las consecuencias de una vulnerabilidad global compartida y simultánea a gran escala", ha indicado.

Según Ribera, "pensábamos que las cuestiones se resolvían con la técnica y no todas dependen de ella, ni todas dependen de la capacidad de previsión o anticipación".

Sin embargo, "cuanto más capaces seamos de prever y de anticipar y cuanto mejor desarrolladas y afiladas tengamos las herramientas para poder responder, menos riesgos corremos y menor es el tiempo con capacidad de respuesta acertada".

La ministra ha afirmado que "hemos ido aprendiendo que tenemos que orientar un proceso de transformación, un futuro diferente, en el que prácticamente todos por fin orientamos nuestro comportamiento y nuestra capacidad de transformación, de recuperación y de entendimiento de la prosperidad en una dirección distinta".

Esta dirección, ha manifestado, "nos hace pedir a todos reclamar, demandar, esperar... todos lo mismo a la vez y en muy poco tiempo generando otro tipo de tensiones en un planeta, en unas relaciones comerciales e industriales, en unas cadenas de valor que no estaban dimensionadas para eso".

Además, "hemos aprendido que no sólo importa la definición de objetivo, sino también las sendas de consecución, es decir, cómo construimos los distintos escenarios en los que imaginamos de qué forma conseguir esos objetivos minimizando los riesgos", ha precisado Ribera.

Minimizando, asimismo, "los riesgos de que aparezcan nuevos desafíos, nuevas preocupaciones, nuevas brechas de desigualdad, nuevas inquietudes por parte de las personas para las que dedicamos nuestro esfuerzo favoreciendo igualdad de oportunidades y trabajando porque todos nos sintamos representados por ese emprendimiento que hemos definido de forma compartida", ha concluido Ribera.