Junto con el pavo y la salsa de arándanos, es uno de los alimentos imprescindibles de la cena de Acción de Gracias, especialmente en el sur de Estados Unidos. Es el cornbread o pan de maíz, una receta ancestral que hoy en día ya se prepara de muchas formas dintintas pero con un denominador común, el color ligeramente amarillo y una textura esponjosa y suave.

Mientras en Europa se usaba el trigo y la cebada, los nativos americanos usaban para preparar sus alimentos el cereal que más a mano tenían y este no era otro que el maíz. Por eso, cuando los colonos europeos llegaron al Nuevo Mundo y empezaron a preparar sus recetas con las materias primas que encontraron allí surgieron multitud de platos de fusión que con el paso del tiempo se han incorporado al recetario tradicional americano como el cornbread o pan de maíz y la tarta de boniatos, muy típica también de las cenas de Acción de Gracias.

“Lo primero que debemos tener en cuenta es que difícilmente encontraremos dos panes de maíz iguales porque en cada pueblo de Estados Unidos han hecho suya la receta y la han desarrollado, añadiendo o eliminando lo que ellos consideraban. En unos lugares es más dulce, pues se le añade bastante azúcar, mientras que en otros no lo será tanto”, explica Moncho López de las panaderías artesanas Levadura Madre. “Siempre es más dulce que el pan de trigo al que estamos acostumbrados porque el maíz tiene ese puntito dulce, pero casi siempre se queda a medio camino entre el pan y un bizcocho. Y esto mismo ocurre también en cuanto a su textura, ya que el cornbread es bastante esponjoso y suave”.

El pan de maíz se utiliza para acompañar el pavo untado con un poco de mantequilla, pero también como relleno, desmenuzado y mezclado con otros ingredientes como verduras, hortalizas o bacon. El relleno es tan contundente, que en muchas ocasiones se sirve al lado y no se utiliza específicamente para rellenar el pavo ya que quedaría demasiado seco.