De toda la vida es sabido que las estrategias de marketing han sido concebidas para que los consumidores saquemos más dinero de la cartera a la hora de comprar. Y esto es algo que se aplican en todos los negocios del mundo para aumentar sus ventas. Sin embargo, ahora hay una técnica que están usando los supermercados, que hace que gastemos más de lo que teníamos pensado de una forma muy efectiva.

Como cualquier negocio, los supermercados buscan que sus clientes se lleven el mayor número posible de productos, porque así tiene más ingresos. Lo más normal es que cuando vamos a hacer la compra acabemos metiendo en la cesta más productos de los que queremos y debemos comprar. Por lo que hacer el clásico truco de ir con una lista de todo lo que tenemos que comprar es más que bienvenida, para ayudarnos a evitar, entre otras cosas, las numerosas tentaciones que encontramos en los pasillos del supermercado.

Algo que es conocido por la gente, es que los comercios hacen cambios diarios en sus instalaciones. Esto se hace porque, al vernos obligados a recorrer siempre todo el local, acabamos encontrando productos que no necesitamos, pero que se nos entran por los ojos. Pero, el último de los trucos que se les ha ocurrido es esconder las cajas registradoras y las puertas de salida para que así, al vernos obligados a buscarlas por todo el establecimiento, aumenten las probabilidades de que encontremos más cosas que son apetecibles y las compremos aun cuando no tenemos necesidad de estas. Vamos, un truco para hacer que gastemos más dinero.

Otros trucos

Pero estos no son los únicos trucos de los supermercados. Entre todos su catálogo de estrategias encontramos otros trucos como colocar los productos que les encantan a los niños en los estantes de abajo, para que ellos los puedan alcanzar con más rapidez y nos los cuelen en la cesta o en el carrito de la compra.

Otra estrategia es poner una fila única. Esto se hace para que mientras esperamos en la cola, que suele pasar por el pasillo de un supermercado, veamos los productos que se convierten, durante el tiempo de espera, en una tentación enorme. Normalmente suelen ser caprichos, como chuches, snacks o juguetes que llaman, como siempre, la atención de los más pequeños.