La RAE dice que es diferir, aplazar. Es decir, dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Seguro que en alguna ocasión has sido una persona que procrastina: todos hemos sustituido una actividad que nos hacía sentir bien en lugar de hacer lo que realmente debíamos. El problema está en repetir este comportamiento con cierta frecuencia; es decir, en convertirlo en un trastorno crónico. Tanto que eso de dejar para mañana lo que puedes hacer hoy puede llegar a ser malo para la salud, como lo asegura un estudio.

Sobre la procrastinación has oído hablar en COPE muchas veces. Marian Rojas, la psiquiatra y autora de 'Encuentra tu persona vitamina', explicó en 'Fin de Semana' que a aquellos clientes en consulta que se quejan de los exámenes y su existencia, les anima a ver la parte positiva que tienen contra la procrastinación: "Tienes un plazo inamovible en el que tienes que sacar tu mejor versión y tomar las riendas de tu vida para empezar un camino u otro en la vida. Establecer un horario y un calendario desde joven es clave. El que consigue gestionar esto bien sabe trabajar bajo presión".

Para evitar la procrastinación, lo mejor es entenderse para gestionar mejor nuestras emociones, dividir el trabajo que se nos está atragantando en distintas tareas pequeñas y, sobre todo, evitar las distracciones y excusas para no hacerlo. Los estudios han demostrado que al menos la mitad de los estudiantes universitarios procrastinan. Son estos los que suelen tener mucha libertad, pero poca organización. Pero obtener malos resultados académicos no es la única consecuencia negativa de dejar las tareas para más tarde.

Los problemas de salud a los que te enfrentas si sigues procrastinando

Algunas investigaciones sugieren una relación directa entre la procrastinación y la mala salud. Concretamente, se asocia con niveles más altos de estrés, estilos de vida menos saludables y retrasos a la hora de acudir al médico por problemas de salud. Un estudio de 'The Conversation' intenta establecer, si es que existe, una relación causa y efecto, es decir, si provoca la procrastinación, una mala salud física y mental porque las personas, por ejemplo, posponen el inicio de una nueva rutina de ejercicio o la visita al médico por un problema de salud, o si es al revés.

Tras analizar a 3.525 estudiantes de ocho universidades de Estocolmo y otras ciudades suecas, los que vivían con mayores niveles de procrastinación también eran más propensos a sufrir dolores incapacitantes en los hombros o los brazos, peor calidad del sueño, más soledad y más dificultades económicas. Es por lo que los resultados sugieren que esta puede favorecer los problemas de salud mental, el dolor incapacitante y un estilo de vida poco saludable. Además, demuestran que es procrastinar lo que provoca los problemas de salud porque los cuestionarios se hicieron en diferentes momentos.

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