Siempre hay razones por las que hay peleas entre hermanos. Somos todos tan distintos, y como en toda relación, por lo general hay un temperamento más fuerte. "¡Pero si yo no he hecho nada! ¡Ha empezado él!". Seguramente estas frases nos resultan familiares. Siempre van seguidas de una disputa. La rivalidad es algo natural, en especial durante la niñez, son algo normal y saludable, que incluso ayuda en su crecimiento, tal y como aseguran algunos especialistas. Los expertos, para que eso suceda, hablan de fomentar la empatía. Hay una fórmula para que los más pequeños aprendan esta sensación.

Estos enfrentamientos sirven para que aprendan a gestionar relaciones humanas, solucionar los conflictos, expresar sus sentimientos, autocontrolarse, compartir, competir y entender las emociones de los demás. Eso sí, son situaciones que crean tensión en el hogar y que, en función del grado, pueden ser muy perjudiciales. En cualquier caso, lo más importante no es evitar la existencia de estos conflictos, sino enseñarles a solucionarlos con nuestro apoyo. Según algunos estudios, estas situaciones conflictivas aumentan cuando los hermanos son del mismo sexo, ya que compiten más entre ellos.

Muchas veces los problemas vienen porque son una manera de tener la atención de sus padres, así sea para regañarlos o hablarles acerca del problema que dicen tener. Desde pequeños, buscamos ser el centro, no solo de la atención, pero también de los halagos, los cariños o los consentimientos. Además, los hermanos conviven muchas horas y la convivencia con todo ser humano es difícil. También tener que compartir habitación, situación que se da en la mayor parte de las ocasiones. Pero no solo ese habitáculo, también la videoconsola y algunos de sus juguetes. Esta reacción es habitual.

Cómo fomentar la empatía de los hermanos a través de sus peleas

Los hermanos tienden a medirse en cuanto a habilidades y destrezas. Suelen tener conflictos por las diferencias en la manera de comunicarse, de hacer sus deberes, si son más o menos organizados. Los padres deben ayudarlos a manejar las situaciones de conflicto para que sirvan de aprendizaje y ellos a su vez aprendan a resolver conflictos de formas pacíficas. Podemos invitarlos a llegar a acuerdos de ceder en una ocasión. Es la manera de educarlos para llegar a tener mejores relaciones en el futuro. Pero también los expertos recomiendan hacerles una pregunta clave: "¿Cómo crees que se siente ahora tu hermano?".

Aunque pueda resultar complicado, los expertos explican que lo mejor es mantenerse al margen y dejar que lo arreglen ellos mismo, siempre y cuando no lleguen a las manos. En ese caso, cuando uno de los niños golpee al otro o se hayan hecho daño, habrá que detener de inmediato la pelea y dejar muy claro que hay límites físicos y verbales que está prohibido traspasar. Si se ha llegado a esta situación, hay que separarlos y llevarlos a habitaciones distintas, dándoles así espacio y tiempo para que se calmen. Una vez que ambos estén tranquilos, habrá que buscar una solución al problema a través del diálogo.

"La realidad nos habla de más y más niños que no quieren vivir y es un motivo de honda reflexión"