No resultada nada raro que compremos más alimentos de la cuenta y tengamos que almacenarlos durante más tiempo del deseado  con el deterioro que esto puede suponer.

"El moho en los alimentos es la señal visible de un deterioro que también tiene manifestaciones invisibles peligrosas para la salud: micotoxinas, bacterias oportunistas", explica la OCU.  Es por ello que salvo en contadas excepciones, no debemos consumir alimentos  colonizados por esta capa verdosa y blanca, aunque la hayamos quitado a conciencia ya que igualmente puede comprometer nuestra salud.

Estos hongos penetran profundamente en su interior a través del micelio, unas finas ramificaciones difíciles de percibir a simple vista", con lo que puede estar afectada más superficie de la visible simple vista. 

La OCU destaca dos riesgos del moho "puede producir micotoxinas, sustancias tóxicas capaces de inducir cáncer y alteraciones genéticas, y junto a él  pueden crecer bacterias patógenas indetectables por el ojo humano".

Sin embargo sí que hay tres alimentos que se pueden comer pese a tener moho, según advierte la OCU:

1. El jamón y los embutidos curados 

"En el jamón, la cecina o el salchichón, es normal que aparezca algo de moho si tardan en consumirse. Raspa el moho y toma el resto"

2. Los quesos duros 

"Se pueden comer después de quitar con un cuchillo toda la parte que rodea el moho, con una propina de 2 centímetros alrededor y por debajo de la zona afectada"

3. Las frutas y vegetales turgentes 

"Los vegetales de carne firme, como la zanahoria, el pimiento o el repollo, se pueden comer tras quitar con un cuchillo toda la zona alrededor del moho, incluido el mismo margen de seguridad de 2 centímetros alrededor y por debajo".

y con estas tres salvedades hechas, el resto de alimentos que veamos que tienen moho, deben de ser tirados sin piedad a la baura. Por eso es importante hacer una compra responsable, para no llegar al extremo de evitar que buena parte termine en la basura.